El mapa televisivo nicaragüense
no acaba de configurarse, ni siquiera ahora que Canal 2 ha pasado a formar
parte del emporio mediático de Ángel González. Los movimientos en el tinglado
audiovisual proseguirán su marcha inexorable. Contrario a lo que podría
suponerse, la más afectada viene a ser la sociedad nicaragüense. Cada día se
estrecha más la posibilidad de escuchar voces discordantes del discurso oficial
en la parrilla radial y televisiva. Con la adquisición de Canal 2 González se
erige por el momento como la figura dominante en el entramado mediático,
seguido por la familia presidencial. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabemos. La
entrega de la frecuencia de Canal 7 a González ha sido interpretada como un
movimiento lógico dado que servía como repetidora de Canal 2. La explicación de
Vidaluz Icaza, abogada encargada de la transacción de Televicentro, ensombreció aún más la densa cortina que impide ver
de manera transparente los cambios operados en el dial televisivo.
La solicitud de la frecuencia de
Canal 7 por la empresa TV Móvil de
Nicaragua ha sido simultánea con el traspaso de manos de Canal 2. ¿Esta
maniobra supone que González se hará de dos nuevas frecuencias o significa que
hay otros movimientos ocultos en la compra de Canal 2? El enredo originado por
Icaza se debe a que manifestó que la repetidora de Canal 2 seguirá siendo
utilizada para las transmisiones hacia la zona norte del país, mientras que TV Móvil de Nicaragua la usará para la
zona del pacífico. ¿Es una práctica común entregar la misma frecuencia
televisiva a dos operadores? No. Sobre todo considerando que Telcor decidió
desmontar el esquema con que nació la televisión en Nicaragua y resto de Centro
América a mediados de la década de los cincuenta. Las incompatibilidades
técnicas que impedían operar a la vez los canales pares e impares quedaron
totalmente superadas con los Acuerdos Administrativos No 07-97 y No 007-2008
que reforma el Acuerdo No 07-97 y el Artículo 26 del Reglamento Televisivo.
.
La ampliación de los servicios
televisivos hacia los canales impares en VHF permitió la creación de los
Canales 9, 11 y 13, los dos primeros propiedad de González y el último de los
jóvenes Maurice y Camila Ortega Murillo. Si Telcor adjudica la frecuencia de
Canal 7 a TV Móvil de Nicaragua -como
en efecto ocurrirá- Ángel González se adelantará unos pasos a la familia
gobernante en la puja por controlar el espectro radioeléctrico. Como en
ocasiones anteriores el séquito de empleados del magnate mexicano-estadounidense,
prestó sus nombres para cubrir sus inversiones en la industria televisiva como
le llama, aunque ratificó que él se
encarga por completo de su programación. La familia Sacasa-Pasos está haciendo entrega
oficial de Canal 2 y las radioemisoras de Grupo COASA. Canal 2 tiene como nuevo
gerente general a Carlos Schütze. González pasa a controlar los canales 2, 7,
9, 10, 11, 17, 19, 25, 32, 33 y
38. El afianzamiento de su liderazgo no implica poner término al duopolio
televisivo imperante en Nicaragua.
El enmudecimiento de la clase
política y diferentes sectores sociales, económicos, políticos y religiosos
resulta incomprensible, la comunicación en sus diversas variantes se ha
impuesto en la agenda mundial como tema prioritario. La televisión ha devenido
en la principal agencia socializadora y galvanizadora de las conciencias, ningún
estamento social escapa a su influencia, las identidades culturales y los
imaginarios en disputa, quedan atrapadas en sus redes planetarias. Sin
producción nacional, lo que vemos a través de los canales locales son
propuestas originadas en el exterior. Ningún gobierno ha dimitido tanto en el
campo mediático como lo ha hecho el Comandante Ortega. Un solo ejemplo basta
para apreciar su conducta. Sacó de Canal 11 al Grupo Pellas para entregar esta
misma frecuencia al omnipresente González y puso como administrador de Telcor a
Orlando Castillo, antiguo administrador de Canal 4 propiedad de su familia. Encontró
en su subordinado al funcionario adecuado.
Los diputados siguen sin asumir el
tema de las comunicaciones, olvidando la responsabilidad que les asiste de
cautelar el espectro radioeléctrico, solo así se podría evitar su monopolización.
El Artículo 68 de la Constitución Política aprobada en 1987 cuando el
Comandante Ortega era presidente de Nicaragua, justamente manda a evitar
procesos concentracionarios. En vez de proceder de acuerdo a lo establecido, el
gobernante se ha dado a la tarea de entregar un recurso estratégico no
renovable, olvidando que el Estado no es su dueño, sino administrador de un
bien de la nación. Los diputados Eduardo Montealegre y Francisco Aguirre
Sacasa, promovieron la Ley 670 prorrogando de manera indefinida las licencias
vencidas hasta que se apruebe la nueva Ley de Telecomunicaciones, resolución con
la que el gobierno se sentía y siente cómodo, puesto que deja en libertad a
Telcor, para que otorgue las frecuencias -como lo ha venido haciendo- a
personas y entidades afines al entorno presidencial.
¿Se habrán percatado los
diputados que cada día son menos los espacios para debatir públicamente?
¿Tienen conciencia del efecto pernicioso de esta situación para el ejercicio de
los derechos ciudadanos? ¿Cuándo los diputados han hecho campaña para lograr el
efectivo cumplimiento de la Ley de Acceso a la Información Pública (Ley 641)? ¿Dónde
está su propuesta para poner fin al impacto negativo que provoca sobre el
ejercicio de la libertad de expresión? ¿Por qué no han elaborado un ante
proyecto de ley para evitar las discrecionalidades del Poder Ejecutivo en la
entrega de la publicidad oficial? ¿Cuáles son sus demandas oponiéndose a
continuar parchando la Ley de Telecomunicaciones (Ley 200), argumento aducido
por la bancada sandinista para paralizar la discusión y aprobación de un nuevo
estatuto jurídico? ¿Cuándo se percatarán que sin la existencia de medios
plurales solo se escuchará una sola voz, la que nace de las entrañas del
círculo de poder oficial? Su silencio resulta inexplicable.
Los medios juegan un papel
crucial en la construcción de espacios democráticos, mientras en Nicaragua no
se amplíe la entrega de las frecuencias radioeléctricas será difícil pensar en
un auténtico pluralismo político. La libertad de expresión es impensable sin
medios que garanticen a la ciudadanía formular peticiones a los poderes del
Estado sin otro límite que el respeto a los gobernantes y el apego a la ética.
La concentración mediática ha conducido a la desaparición de los programas de
opinión en los Canales 2 y 10 a la vez que ha fortalecido este tipo de
programas en los canales de la familia gobernante. Como contrapartida Ángel
González, se jactó en una breve aparición (http://www.youtube.com/watch?v=YxQi_WgsnJca)
que no permite que nadie se entrometa en la programación de sus canales, dejando
en mal predicado a los prestanombres, den por seguro que tampoco entrará en
contradicciones con su gran benefactor. Mientras tanto el mapa televisivo
nacional seguirá rehaciéndose sin limitación alguna.