lunes, 28 de enero de 2013

Un mapa movedizo


El mapa televisivo nicaragüense no acaba de configurarse, ni siquiera ahora que Canal 2 ha pasado a formar parte del emporio mediático de Ángel González. Los movimientos en el tinglado audiovisual proseguirán su marcha inexorable. Contrario a lo que podría suponerse, la más afectada viene a ser la sociedad nicaragüense. Cada día se estrecha más la posibilidad de escuchar voces discordantes del discurso oficial en la parrilla radial y televisiva. Con la adquisición de Canal 2 González se erige por el momento como la figura dominante en el entramado mediático, seguido por la familia presidencial. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabemos. La entrega de la frecuencia de Canal 7 a González ha sido interpretada como un movimiento lógico dado que servía como repetidora de Canal 2. La explicación de Vidaluz Icaza, abogada encargada de la transacción de Televicentro, ensombreció aún más la densa cortina que impide ver de manera transparente los cambios operados en el dial televisivo.

La solicitud de la frecuencia de Canal 7 por la empresa TV Móvil de Nicaragua ha sido simultánea con el traspaso de manos de Canal 2. ¿Esta maniobra supone que González se hará de dos nuevas frecuencias o significa que hay otros movimientos ocultos en la compra de Canal 2? El enredo originado por Icaza se debe a que manifestó que la repetidora de Canal 2 seguirá siendo utilizada para las transmisiones hacia la zona norte del país, mientras que TV Móvil de Nicaragua la usará para la zona del pacífico. ¿Es una práctica común entregar la misma frecuencia televisiva a dos operadores? No. Sobre todo considerando que Telcor decidió desmontar el esquema con que nació la televisión en Nicaragua y resto de Centro América a mediados de la década de los cincuenta. Las incompatibilidades técnicas que impedían operar a la vez los canales pares e impares quedaron totalmente superadas con los Acuerdos Administrativos No 07-97 y No 007-2008 que reforma el Acuerdo No 07-97 y el Artículo 26 del Reglamento Televisivo.
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La ampliación de los servicios televisivos hacia los canales impares en VHF permitió la creación de los Canales 9, 11 y 13, los dos primeros propiedad de González y el último de los jóvenes Maurice y Camila Ortega Murillo. Si Telcor adjudica la frecuencia de Canal 7 a TV Móvil de Nicaragua -como en efecto ocurrirá- Ángel González se adelantará unos pasos a la familia gobernante en la puja por controlar el espectro radioeléctrico. Como en ocasiones anteriores el séquito de empleados del magnate mexicano-estadounidense, prestó sus nombres para cubrir sus inversiones en la industria televisiva como le llama, aunque  ratificó que él se encarga por completo de su programación. La familia Sacasa-Pasos está haciendo entrega oficial de Canal 2 y las radioemisoras de Grupo COASA. Canal 2 tiene como nuevo gerente general a Carlos Schütze. González pasa a controlar los canales 2, 7, 9, 10, 11, 17, 19, 25, 32, 33 y 38. El afianzamiento de su liderazgo no implica poner término al duopolio televisivo imperante en Nicaragua.

El enmudecimiento de la clase política y diferentes sectores sociales, económicos, políticos y religiosos resulta incomprensible, la comunicación en sus diversas variantes se ha impuesto en la agenda mundial como tema prioritario. La televisión ha devenido en la principal agencia socializadora y galvanizadora de las conciencias, ningún estamento social escapa a su influencia, las identidades culturales y los imaginarios en disputa, quedan atrapadas en sus redes planetarias. Sin producción nacional, lo que vemos a través de los canales locales son propuestas originadas en el exterior. Ningún gobierno ha dimitido tanto en el campo mediático como lo ha hecho el Comandante Ortega. Un solo ejemplo basta para apreciar su conducta. Sacó de Canal 11 al Grupo Pellas para entregar esta misma frecuencia al omnipresente González y puso como administrador de Telcor a Orlando Castillo, antiguo administrador de Canal 4 propiedad de su familia. Encontró en su subordinado al funcionario adecuado.

Los diputados siguen sin asumir el tema de las comunicaciones, olvidando la responsabilidad que les asiste de cautelar el espectro radioeléctrico, solo así se podría evitar su monopolización. El Artículo 68 de la Constitución Política aprobada en 1987 cuando el Comandante Ortega era presidente de Nicaragua, justamente manda a evitar procesos concentracionarios. En vez de proceder de acuerdo a lo establecido, el gobernante se ha dado a la tarea de entregar un recurso estratégico no renovable, olvidando que el Estado no es su dueño, sino administrador de un bien de la nación. Los diputados Eduardo Montealegre y Francisco Aguirre Sacasa, promovieron la Ley 670 prorrogando de manera indefinida las licencias vencidas hasta que se apruebe la nueva Ley de Telecomunicaciones, resolución con la que el gobierno se sentía y siente cómodo, puesto que deja en libertad a Telcor, para que otorgue las frecuencias -como lo ha venido haciendo- a personas y entidades afines al entorno presidencial.

¿Se habrán percatado los diputados que cada día son menos los espacios para debatir públicamente? ¿Tienen conciencia del efecto pernicioso de esta situación para el ejercicio de los derechos ciudadanos? ¿Cuándo los diputados han hecho campaña para lograr el efectivo cumplimiento de la Ley de Acceso a la Información Pública (Ley 641)? ¿Dónde está su propuesta para poner fin al impacto negativo que provoca sobre el ejercicio de la libertad de expresión? ¿Por qué no han elaborado un ante proyecto de ley para evitar las discrecionalidades del Poder Ejecutivo en la entrega de la publicidad oficial? ¿Cuáles son sus demandas oponiéndose a continuar parchando la Ley de Telecomunicaciones (Ley 200), argumento aducido por la bancada sandinista para paralizar la discusión y aprobación de un nuevo estatuto jurídico? ¿Cuándo se percatarán que sin la existencia de medios plurales solo se escuchará una sola voz, la que nace de las entrañas del círculo de poder oficial? Su silencio resulta inexplicable.

Los medios juegan un papel crucial en la construcción de espacios democráticos, mientras en Nicaragua no se amplíe la entrega de las frecuencias radioeléctricas será difícil pensar en un auténtico pluralismo político. La libertad de expresión es impensable sin medios que garanticen a la ciudadanía formular peticiones a los poderes del Estado sin otro límite que el respeto a los gobernantes y el apego a la ética. La concentración mediática ha conducido a la desaparición de los programas de opinión en los Canales 2 y 10 a la vez que ha fortalecido este tipo de programas en los canales de la familia gobernante. Como contrapartida Ángel González, se jactó en una breve aparición (http://www.youtube.com/watch?v=YxQi_WgsnJca) que no permite que nadie se entrometa en la programación de sus canales, dejando en mal predicado a los prestanombres, den por seguro que tampoco entrará en contradicciones con su gran benefactor. Mientras tanto el mapa televisivo nacional seguirá rehaciéndose sin limitación alguna.

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