domingo, 23 de septiembre de 2012

Ocurrió lo esperado


El deslizamiento progresivo de Crónica TN 8 hacia posiciones cada vez más infamantes provocó lo esperado, diversos sectores de la sociedad nicaragüense han cuestionado su política informativa, demandando respeto y una redefinición de su perfil  noticioso. En la búsqueda de disputar el primer lugar a Acción 10, durante los últimos meses su escatología viene en picada. Su director confesó que de manera aviesa habían decido -como medida estratégica- recurrir a titulares y tomas procaces. Las gramáticas de recepción siempre han sido y serán abiertas. En vez de lograr el beneplácito ciudadano ha desatado un torrente de críticas. Incluso personas afines al gobierno han disentido públicamente de su conversión en una réplica del Noticiero Ya. No pueden mancillar la dignidad de las personas y resultar impunes.
 
Durante varios años hemos cuestionado que los pobres sean objeto de burlas, recriminaciones y expuestos al escarnio público. Las narrativas con que adoban el discurso resultan crueles. Delinear de manera exprofesa los contenidos de un noticiero televisivo para exhibir la desgracia ajena, tarde o temprano genera solidaridad. En la televisión la imagen constituye el elemento definitorio. Salir en la búsqueda diaria de hechos escabrosos, para que la cámara se regodee mostrando sangre, dolor y muerte, manifiesta que los parámetros a partir de los cuáles se construye la noticia, entran en contradicción con valores humanos elementales. Todavía resulta más grave si las personas y lugares, sometidas a este ritual cotidiano, son los más pobres y provienen de los barrios más humildes.

Cómo percibiría o qué tipo de quejas fueron interpuestas ante la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, que Omar Cabezas Lacayo, aliado incondicional del gobierno, demandó a los diputados de la Asamblea Nacional, buscar cómo atajar el atropello. El cuestionamiento explícito a la nota roja fue celebrado. Un funcionario que debe el cargo al Comandante Ortega, condenó su existencia, aunque equivocó de lugar para interponer la denuncia. ¿Qué cuerdas le tocaron para que tomara esta decisión? Esta fue la primera protesta desde las graderías de personas afines e identificadas con el gobierno. Los directivos de Crónica TN 8 siguieron interpérritos, no se dieron por enterados. ¿No se percatan que algo anda mal en lo que vierten en sus pantallas? ¿Ceguera o sordera? ¡Ambas cosas!

En vez de reaccionar de manera positiva ante los diferentes llamados, más bien decidieron intensificar su propuesta. Los titulares subieron de color. Tratando de jugar al doble sentido, olvidaron que la procacidad es un arma de doble filo. No es lo mismo como lo hace Otto de la Rocha en La palomita mensajera, que hacerlo en un noticiero televisivo donde lo que muestran es el sufrimiento humano. Su plato fuerte lo constituyen mujeres agredidas, insultos, accidentes de tránsito, pleitos vecinales, sangre sobre el rostro y el pavimento, cabezas partidas, brazos rotos, niños desamparados, desencuentros hogareños, etc. Pareciera que se han dado a la tarea de estigmatizar a los pobres creando estereotipos en su contra. Pobre=borracho. Pobre=pendenciero. Pobre=ladrón. Pobre=desobligado.

La naturaleza contradictoria del discurso televisivo de Crónica TN 8 ha sido percibida por periodistas que se identifican con la política gubernamental. En la cuenta en Facebook El valor de la comunicación, Morena Guadalupe, recrimina su política informativa y disiente eso que ella denomina la voz extra que dice: Y se cagó en… Y se rajó el zapote… Con sentido ético señala que son “frases tan vulgares y corrientes, que reflejan un gran irrespeto y una repugnancia claramente a la población de parte de ese canal televisivo, aunque lo hagan sin querer queriendo”. Desencantada afirma que las personas “claramente ven la burla, el irrespeto y el pisoteo de la dignidad a la población del sector más bajo, es como ensuciar las grandes acciones que el gobierno está haciendo”. Desde una óptica parecida fue el llamado de atención que planteó a este noticiero Informe Pastrán.

Morena Guadalupe interpela directamente a Juan Carlos Ortega, aunque piensa que esa idea no surgió del director de Canal 8. Su extensa requisitoria va dirigida expresamente a Ortega conminándole a que despida a quienes lo indujeron a tomar la decisión de insultar a los pobres y desamparados. Le hace notar que “Dentro de nuestro partido hay gente capaz y brillante que solo necesitan una oportunidad para explotar sus capacidades y ayudarte hacer brillar ese canal, el mayor éxito lo podes hacer con profesionalismo, ética y con respeto a todo el mundo… veo gente dizque fresita que son pan simple, sin sal, es decir sin gusto, búscate gente carismática que brille, profesional y con ética, que tenga desenvolvimiento natural y salvaje ante las cámaras, pero sobre todo que respete a sus mismos compañeros o colegas cuando estén juntos…”.

Tanto va el agua al cántaro que el pichel terminó rebasándose. A través de las redes sociales se produjo un movimiento exigiendo a Canal 8 poner fin a la orgía de sangre y descrédito. Crearon en Facebook Exigimos respeto TN 8. La iniciativa emprendida con la intención de pedir cordura al telediario ha resultado exitosa. El 10 de septiembre colgaron en el muro “Y los que faltan! Ánimo Nicaragua puede! En apenas tres semanas hemos demostrado, afirman sus promotores, que hay muchos nicaragüenses en desacuerdo con la manera de informar de TN 8. ¡Nicaragua les exige respeto! Celebramos con más de 3,559 que EXIGEN RESPETO. Nicaragua lo merece”. Una prueba más de desaprobación sobre la política informativa de un noticiero que en búsqueda del rating se mofa de la suerte de los más necesitados.

Durante la celebración del 8 de septiembre, Día Internacional del Periodista, el vicario de comunicación de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Fonseca, condenó en términos muy duros la nota roja. Igual molestia expresó la Red de Mujeres contra la Violencia. Nadie puede sentirse feliz ni estar de acuerdo con un noticiero que viola derechos sustantivos. Las protestas se han traducido en un leve giro. Un monitoreo realizado entre el lunes 10 y jueves 13 de septiembre, evidencia que continúan usando un lenguaje denigrante y denigratorio. El lunes, una voz imitando a mujer afirma: “Sos una zorra, mantenida, a como vos mantenida”. El jueves el titular decía Al cano por pijiar a su roco. Luego en el cuerpo de la noticia deja oír, Qué es lo que querés hijo de puta, mamar turca hijo de puta. ¡Cómo no concitar condenas y rechazos! 

¿Más de lo mismo?


El anuncio gubernamental de la aparición de un nuevo operador de telefonía celular, ha generado suspicacias entre diversos sectores de la vida nacional, incluso entre las dos firmas que actualmente brindan este servicio. La licitación abierta por Telcor es con la pretensión de llevar la telefonía celular hacia las zonas rurales. Las sospechas anticipadas se deben a que pueda ocurrir algo similar a lo que aconteció con el ingreso de Yota. Cuando se anunció la aparición de la firma rusa, el pliego de licitación ya venía con nombre y apellido. Incluso Claro y Movistar se sintieron agraviadas. Dadas las concesiones que han venido haciendo al gobierno - jamás han reclamado cuando los canales de la televisión por suscripción son sacados del aire- pensaron que su coto era invadido por fuerzas ultraterrestres. No dejaban de tener razón. La redacción del documento señalaba que iba dirigido para favorecer al portador de una tecnología que solo Yota disponía.
 
Se vuelve imperativo recordar que desde la privatización de las telecomunicaciones (1995), existe una falta absoluta de apego a las normas en base a las cuales se decidió enajenar el activo estratégico más importante con que contaba Nicaragua. Yéndonos más atrás debemos recordar que la venta se debió a imposiciones del denominado Consenso de Washington. El documento inicial era penoso, concebido desde afuera no ocultó el deseo de alejar cualquier pretensión de los empresarios nacionales. El prestatario requería de diez años de experiencia en el campo de la telefonía. Pretendían que la concesión de la telefonía fija fuese por “veinticinco años prorrogables a su discreción.” Establecían que se entregara “en concesión exclusiva temporal por el término de 7 años la prestación de los servicios telefónicos nacionales e internacionales, así como las líneas privadas nacionales.”  ¡El documento rebasaba vergüenza! Muy pocos diputados estuvieron claros de la trascendencia de este acto de enajenación.

Entre las distintas causas que adujo el gobierno para su venta, estaba la necesidad de expandir la telefonía hacia el campo. Hoy vuelve alegarse lo mismo. Una aseveración como esta significa un reconocimiento explícito que los sectores rurales no han resultado beneficiados. En vez de pedir cuentas a quienes asumieron este compromiso con el Estado de Nicaragua, el gobierno más bien ha optado por sacar a licitación la banda 1785-1805 megahertz. El director de Telcor, Orlando Castillo, criticó que los operadores actuales no se han preocupado por mejorar la cobertura y señal hacia las zonas rurales. Viniendo esta afirmación de parte de quien administra las telecomunicaciones, no queda espacio para la duda. Si hubiesen actuado de manera diferente, las telefónicas se hubieran pronunciado de manera unánime a través de su eficiente maquinaria de relaciones públicas o a través de su obsecuente servicio de mensajería. 

Con Yota ocurrió un fenómeno parecido. La licitación anunciaba que enfocaría principalmente sus servicios hacia la telefonía fija. Claro sintió el cinchazo, la puya venía también con nombre y apellido. La firma del magnate mexicano Carlos Slim, para resultar beneficiada con el billete premiado de las telecomunicaciones nacionales a precio de guate mojado, se había comprometido a llevar estos servicios hacia los sectores eternamente postergados por las políticas gubernamentales. Claro se lanzó de lleno a promocionar la telefonía celular olvidando por completo las bases de la adjudicación. Ante la presencia de Yota, la reacción inmediata de los dirigentes de Claro, se tradujo en una campaña publicitaria, dispusieron el número 116 para facilitar la contratación de la telefonía básica. Algunos juzgaron que la competencia era sana. En un mercado con una estructura oligopólica, acuerdos entre oferentes imposibilitan que los beneficios lleguen a los consumidores.

El aterrizaje de Yota tampoco implicó ningún beneficio para los nicaragüenses. En vez de cumplir los términos del título habilitante, Yota desanduvo el camino de sus antecesores. Nunca se intereso por llenar el vacío dejado por Claro. Millares de nicaragüenses, expectantes por contratar la telefonía fija inalámbrica en sus hogares, se quedaron a la espera que Yota ofreciera estos servicios. Sin ningún preámbulo, desde un principio centró su atención en brindar servicios de internet. Su avance en este campo ha sido lento, casi imperceptible. Igual actitud tomó en relación al cumplimiento de extender sus servicios hacia el sector rural. Telcor jamás se ha interesado por poner en cintura a los operadores de la telefonía fija y celular, ni a quienes prestan los servicios de la televisión por suscripción. ¿Será que actúa sí como piensan algunos, porque consiente sus desafueros con la intención de cobrárselos más caros en el futuro inmediato?

Con estos precedentes resulta lógica la desconfianza asumida con respecto a la presencia en Nicaragua del consorcio chino Xinwei. Temen que se repitan las irregularidades e inconsistencias que se produjeron durante el proceso de licitación, donde Yota fue el único operador que ofertó. Los beneficios hacia el campo continúan siendo piedra toque para la clase política. Si los gobiernos hubiesen cumplido todos los ofrecimientos adquiridos en nombre de quienes habitan en las regiones más apartadas del país, Nicaragua sería otra. Por eso no dejamos de preguntarnos. ¿Cuáles son los beneficios reales –estamos cansados de promesas- que tendrán los nicaragüenses con la aparición de una nueva operadora telefónica? ¿En qué proporción bajaran los precios de los servicios de telefonía básica y móvil? ¿Qué garantías tenemos que Xinwei cumplirá los términos de la concesión, si Telcor ha sido el gran consentidor de las telefónicas?

Si partimos del principio que entre mayor es el número de empresas que ofrecen los servicios de telefonía fija, móvil, internet, televisión por cable y satelital, deberíamos esperar bajas sensibles en todos estos servicios. Alegrarnos por la llegada al país de un nuevo operador. La inefectividad de Telcor y su alcahuetería, conducen a pensar que podría tratarse más de lo mismo. ¿Cuál es el valor agregado que los nicaragüenses obtendrán con el arribo de la firma china a Nicaragua? ¿Su alcance  será significativamente mayor? Los conglomerados telefónicos operan para obtener ganancias, entre más pronto mejor. Xinwei no viene a invertir a si no más, trescientos millones de dólares. Estamos de nuevo frente a un punto de inflexión. La clase política desistió por inoperancia o desidia pedir cuentas al gobierno. A nosotros corresponde hacerlo. ¡Después no se quejen!     

Despejando dudas




I.- La década de los setenta marcó el ascenso de las luchas y propuestas encaminadas a la creación de un nuevo orden mundial de la información y la comunicación. Tomo como punto de partida el momento que un conjunto de naciones toma plena conciencia de los desajustes e implicaciones que tienen para su futuro inmediato los grandes  desequilibrios informativos. La alarma generalizada explotó en el seno de la Unesco. Las confrontaciones sobrevienen ante el reclamo de la mayoría de países aglutinados en los No Alineados (NOAL), al expresar que resulta inaceptable que las informaciones e imágenes son vertidas por sectores interesados que favorecen únicamente a los centros de poder desde donde se irradian al resto del universo. Para entonces había prendido en la generalidad de estos países el concepto de imperialismo cultural acuñado por Herbert Schiller.

A su vez Marc Uri Porat, precursor en el estudio de la economía política de la comunicación, había logrado determinar el peso ascendente de la economía de la información en la sociedad estadounidense. La información tal como la entendíamos hasta entonces se había diversificado. Porat visualiza tres categorías fundamentales sobre la información. Una vinculada con las finanzas, los seguros, la contabilidad, las bases y bancos de datos. La segunda comprende la información cultural y una tercera  la información conocimiento o conjunto de saberes. En esa misma década aparece en Francia La informatización de la sociedad (1978), bajo la autoría de Simón Nora y Alain Minc. Ambos acuñan el concepto de telemática, que no es otra cosa que el maridaje de los ordenadores y las telecomunicaciones.

Señalo lo anterior para volver explícito, que cuando los países tercermundistas se lanzaron al abordaje del tema era un poco tarde. A finales de la década de los sesenta, el académico y activista político, Zbigniew Brzezinski, había dado varios pasos adelante. El mundo asistía a otro momento. La era tecnotrónica (1969), como caracteriza al nuevo estadio, viene a ser el resultado de la conjunción del ordenador, el televisor y las telecomunicaciones. Brzezinski avizora el fin de la diplomacia de las cañoneras de parte de Estados Unidos y el advenimiento de la diplomacia de las redes. En esta disyuntiva era impensable que Estados Unidos abdicara fácilmente frente a las demandas de los países tercer mundistas. Su intransigencia, incluso su retiro intempestivo de la Unesco, vino a ser la demostración palpable que el sector de la información y las comunicaciones pasaba a ser un campo innegociable.

II.- El cambio de época trae aparejada también entre sus novedades una discusión aleccionadora y de resultados devastadores. La vieja tesis que exponía Nacho Briones Torres, señalando que los periódicos de mayor circulación ofertan sus lectores a los anunciantes y no a la inversa, vino a ser redefinida a partir del liderazgo indiscutible ejercido por la televisión. Dallas Smyte está convencido que la televisión es un “productor de audiencias vendibles a los publicistas”. Con la entronización del mercado y la comunicación como paradigmas dominantes, queda poco espacio para pensar de otra forma el vasto mundo de la comunicación. El rating se ha convertido en el único parámetro al que atienden dueños de medios, anunciantes y publicistas. Existen otras variantes para constatar el poderío de publicistas y anunciantes. Sus nuevas pretensiones apuntan a incidir en las políticas informativas de los medios.

El mayor o menor número de páginas de un periódico, una revista, un semanario o un boletín, está en relación directa con el mayor o menor porcentaje de anuncios recibidos. Incluso la cantidad de anuncios en una página reduce a la mínima expresión la escasa información que finalmente contiene. Demostración evidente de la prioridad conferida a los anuncios es el roba-plana. Nunca han sido más acertados y pretensiosos en una definición los publicitas. El despliegue descarado del anuncio, constriñendo la información al mínimo, constituye una forma de avasallamiento inaudita. En las revistas y en los diarios las páginas impares (se leen a la derecha), han sido reservadas exclusivamente para los anuncios. Una forma de presentación que ratifica el dominio que ejerce el mercado sobre la información. Incluso se habla de la mercantilización de las noticias con una naturalidad que hiere y mortifica.  

Un tanto parecido ocurre en la radio y la televisión. La duración de un radionoticiero depende en gran medida del número de anuncios. En la televisión ocurre igual. Las disputas por obtener el mayor número de audiencia se han radicalizado.  A veces los contendientes llegan a extremos impensables. La forma que Crónica TN 8 trata de ganarle la partida a Acción 10 es bochornosa. Los dobles sentidos y las ambigüedades dejaron de serlo, son expresiones procaces. Crónica TN 8 presentó a un hombre defecando, atisbado y perseguido por la cámara. ¡Escatología pura! Una modalidad que empalma con el afán necrológico que ensombrece ambas propuestas noticiosas. ¿Estas ruindades son las que premia el mercado? ¿Los anunciantes no tienen nada que decir? ¿Los publicistas tampoco? ¿Y las audiencias? ¿El poderío del mercado no tiene retroceso? ¿Se debe confiar que el mercado todo lo decida? Me sumo a los que piensan que no.

III.- La convergencia de la comunicación social, industria editorial, cinematográfica, discográfica, con las telecomunicaciones y el mundo de la electrónica y las controversias de los setenta, aparentemente saldadas a favor de los Estados Unidos, siguen en pie. Las discusiones suscitadas en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI), dejaron claro que este continúa siendo un campo en disputa. No pudo lograrse el apoyo y el empoderamiento de la sociedad civil. Los debates fueron una manifestación de rechazo al esquema prevaleciente. Los desequilibrios lejos de corregirse, empeoraron. El chileno José Joaquín Brünner, divide el mundo entre info-ricos e info-pobres. La brecha digital es obscena. Una forma de pobreza insidiosa. Como advierte Armand Mattelart, “el sentido atribuido a los conceptos de derecho a la comunicación, participación, sociedad civil, servicio público, interés público, diversidad cultural, se ha convertido en un reto político e intelectual”.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Karl Popper y la televisión



Desde que leí la cita que hacía Norberto Bobbio de Karl Raimund Popper (Viena, 1902-Londres, 1994), sobre la importancia que concedía a la televisión para la preservación de la democracia, busqué de manera infructuosa el libro donde afirmaba “que la televisión se había convertido en un poder político colosal, potencialmente se podría decir, el más importante de todos, como si fuese Dios mismo el que hablara”. Concluyente exponía “que un nuevo Hitler adquiriría, con la televisión, un poder infinito”. No fue sino hasta esta semana que pude leer completo el texto. Aparece en el libro La televisión es mala maestra, (Fondo de Cultura Económica, 2006). Se inscribe dentro de la amplia corriente que acusa la televisión de sabotear la formación no solo de la niñez. Para Popper la mejor época de la televisión ya pasó.

La publicación se debe al italiano Giancarlo Bosetti, quien preparó el libro con mucho esmero. El ensayo de Popper, Una patente para producir televisión, le fue dictado al propio Bosetti, en septiembre de 1994. El interés inicial del italiano en sus relaciones con Popper era fundamentalmente de carácter filosófico y político. Le interesaba divulgar sus ideas sobre el liberalismo, su crítica al marxismo y al historicismo y sus consideraciones sobre el reformismo gradualista. Fue el propio filósofo vienés, al resumir los grandes problemas de actualidad, quien aludió la crisis televisiva, la cual consideraba de extrema gravedad, al extremo de considerarla como uno de los grandes flagelos de la humanidad. ¿Apocalíptico?

Con el ánimo de ofrecer una visión de conjunto, Basetti incluye las valoraciones que tienen de Karol Wojtyla, Charles S Clark y John Condry sobre el mismo tema. Condry estima que la televisión se encuentra metida en un callejón sin salida. No ve ninguna posibilidad que pueda mejorar la calidad de sus productos, especialmente en su labor educativa con la niñez. Popper comparte la tesis de Condry, está persuadido que la televisión en vez de educar viaja en dirección contraria. Condry piensa que ya nada puede hacerse por enmendar los desafueros televisivos, Popper formula una propuesta audaz, para muchos a contrapelo de su pensamiento liberal. El autor de La sociedad libre y sus enemigos (1945), de pronto se tornó sospechoso para algunos seguidores. ¿Acaso no es esta una forma de control?

En armonía con su concepción de la democracia, mantiene la posición que en un régimen como este no debería existir ningún poder político incontrolado. Alarmado constata que la televisión “se ha vuelto un poder demasiado grande para la democracia. Ninguna democracia puede sobrevivir si no pone fin al abuso de este poder.” A renglón seguido, Popper añade que para su propio bien la democracia debe controlar la televisión. Cuando formuló por primera vez en Alemania esta invitación, sus antagonistas argumentaron que había que “ofrecer a la gente lo que la gente quiere”. Popper piensa que no hay nada en la democracia que justifique brindar “transmisiones cada vez peores desde el punto de vista educativo”, adornadas bajo la expresión, “porque la gente lo quiere”. Se trata de la justificación o coartada que esgrimen dueños de medios y ciertos periodistas para justificar sus desatinos.

¿Cuál es el remedio propuesto por Popper? Para realizarla recurre a un símil. Así como en diversos países los médicos son controlados en su ejercicio profesional por sus propias organizaciones, un método democrático, “cualquiera que esté ligado a la producción televisiva debe tener una patente, una licencia, una cédula profesional, que le pueda ser retirada de por vida cuando actúe en contravención de ciertos principios. Este es el medio por el cual yo quisiera que se introdujese finalmente una disciplina en este campo”. Para disipar dudas expresa que la supervisión constante resulta mucho más eficaz que la censura. La patente debe ser precedida por un curso de adiestramiento, al término del cual todos deberían realizar un examen. Deben dar prueba que dominan la complejidad del mundo televisivo.


Coincidimos con las reflexiones de Popper en relación al poderío ascendente de la televisión. Su carácter simbiótico con las demás tecnologías de la comunicación, propulsa su funcionamiento a escala global. Esa naturaleza simbiótica producida por la revolución científico-técnica, permite captar la señal televisiva a través de las pantallas de las computadoras. El equivalente a su propuesta en esta parte del mundo ha sido la creación de Colegios de Periodistas. El ejercicio profesional está soportado en el aval o patente que entregan a sus agremiados los directivos de este instituto. Sirve como garantía de profesionalismo o profesionalidad. Popper acierta al volver extensiva la formación a todo el personal vinculado con la producción televisiva. En Nicaragua, algunos periodistas equivocadamente ven de menos a los camarógrafos.

Debido a que su preocupación educativa está centrada en la niñez, el curso debe explicar cómo reciben los niños las imágenes que la televisión ofrece, tomando en cuenta que tanto niños como adultos “no siempre son capaces de distinguir lo que es ficción de lo que es realidad”. Los procesos mentales que distinguen o sobreponen ficción y realidad deben ser conocidos por quienes hacen televisión. Una tarea que compete en parte a la academia. En diversos momentos he insistido en la necesidad de incluir en los pensum de sociología, el análisis de los cambios impulsados por las transformaciones mediáticas. Un desafío copernicano. Mauro Wolf, que se pasó la vida estudiando  los efectos sociales de los medios, tuvo el acierto de advertirnos que ante las mudanzas operadas en el campo mediático, muchas teorías no daban cuenta de estos nuevos fenómenos.

Es imposible que la televisión desatienda la violencia, más bien hemos constatado, igual que Popper en su momento, que ha ido en crescendo. Furio Colombo insiste que el discurso central de la televisión gira alrededor de la violencia. La prescripción del italiano no admite discusión. Hay que recordar que la labor desarrollada por los colegios ha sido puesta en entredicho. Algunas veces por consideraciones políticas los dueños de medios no quieren que nadie interfiera en sus dominios, en otras porque los dirigentes de estas organizaciones las politizan, desfigurando sus alcances. Otro dispositivo concebido para evitar abusos e inequidades de medios y periodistas, ha sido la autorregulación, una fórmula que desgraciadamente no ha funcionado en Nicaragua. Cada vez más la ciudadanía descree de este mecanismo. En Nicaragua muy pocos apuestan a su favor. Ante esta disyuntiva sigo creyendo que la mejor opción continúa siendo la formación crítica en el consumo de medios.

En algunos países latinoamericanos han intentando incluir en el proceso de formación académica de los docentes, una visión exhaustiva sobre este vasto universo. Hoy más que nunca urge hacerlo. Un cambio sustantivo en la futura formación de los maestros de primaria y secundaria en Nicaragua, debería incluir y considerar inexcusable, el estudio y análisis de los medios. Los medios desplazaron a la escuela como el principal dispositivo de socialización contemporánea. Todavía en los planes de estudios de los maestros no se confiere a los medios la atención requerida. Una formación que les permita comprender sus lenguajes, lógicas y las distorsiones que provocan las imágenes en los procesos de percepción, generando muchas veces confusión entre ficción y realidad, algo que preocupaba mucho a Karl Popper y a todos quienes bregamos en el anchuroso mundo de la comunicación. Ojalá el gobierno me tome la palabra.  

¿Una metamorfosis radical?


 
“Con la Libertad, llegaba
 la primera guillotina al Nuevo Mundo” 
Alejo Carpentier

La libertad de expresión tiene su polo opuesto en la censura. Cada vez que se menciona el tema de la libertad de expresión, no hay manera de pasar por alto su antítesis. Con la aparición de la imprenta nace la censura. Los impresores adoptan la costumbre de estampar el nombre de los autores en los libros que publican. Las firmas se incluyen con la finalidad de que estos obtengan réditos económicos, pero también con el propósito que asuman las responsabilidades derivadas de sus escritos. Las  leyes de propiedad intelectual en el Siglo XVIII además de posibilitar la protección legal de las obras nacidas bajo la inspiración del autor procuran el surgimiento de la censura. En la medida que se extiende el hábito de la lectura y los textos ejercen diversas influencias, expoliando la imaginación e incitando a la actuación de los lectores, los poderes establecidos se sienten tentados de meter sus narices para evitar que inoculen los cerebros con el virus de la rebelión y la herejía.

La imprenta propicia la multiplicación de los textos. Entre otras razones se imprimen con el ánimo de invitar a la reflexión y la sedición. Como expone Vargas Llosa, entre la cauda de textos prohibidos por la Santa Inquisición, se privilegian las obras de ficción. La iglesia censura que viajen y atraviesen el Atlántico, teme que infecten a los ilusos y les hagan pensar más de la cuenta. Desde el Siglo XVI escritores e impresores son considerados como una cofradía capaz de alinear a su favor a los sectores más instruidos de la sociedad. Con la llegada la imprenta a tierras americanas, también desembarcó la censura. Muchos textos fueron juzgados subversivos, afines a la divulgación y propagación del liberalismo. En el Siglo de las luces (1962), Carpentier deja ver que con las ideas liberales también vino la guillotina, esa máquina siniestra que hizo rodar las cabezas de los más ilustres artífices de la revolución francesa. En el viejo y nuevo mundo, los primeros periodistas fueron escritores. Los reporteros llegarían después, como resultado de la creación de las primeras escuelas de periodismo a principios del Siglo XX. En Nicaragua aparecerán en los cincuenta de ese mismo siglo.

La censura trata de evitar que se propaguen ideas redentoras, suprime lo que no gusta a los poderes o les pone entredicho. Silencia e invisibiliza. Se convierte en su aliado imprescindible. Surgen leyes represivas con las que se pretende legalizar y legitimar su ejercicio. En su expresión extrema incluye la incautación de imprentas. Ejemplo diáfano de esta pretensión fueron las reformas al Código Penal de Nicaragua en 1974, auspiciadas por Cornelio Hüeck. Tenían nombre y apellido. Enemistado con Pedro Joaquín Chamorro, modificó la legislación vigente, añadiendo multas impagables y la confiscación de la maquinaria con que se imprimía La Prensa. En la medida que la radiodifusión crece y se desarrolla, la censura se hace extensiva hacia ese ámbito. Los historiadores de la radio y televisión, registran que los poderes siempre buscan como precintar al medio de comunicación con la tecnología más desarrollada.  

Sería una ingenuidad creer que las formas arcaicas de censura han desaparecido, más bien han tendido arraigarse en numerosos países. La revolución en las comunicaciones y la alta concentración mediática, ha facilitado el surgimiento de otras formas de censura más sutiles, pero igualmente letales. La extensión del mercado a todos los ámbitos del quehacer humano ha incidido en las transformaciones que experimentan la censura y su hermana siamesa, la libertad de expresión. La censura tradicional se manifiesta amputando, prohibiendo, suprimiendo hechos o acontecimientos. En otros implica ocultar o esconder lo que no gusta al paladar de los poderosos. Anunciantes y empresarios también ejercen la censura. No solo los poderes públicos padecen este síndrome. Cuando los medios formulan críticas a sus empresas o disienten del trato que brindan a sus usuarios, corren el riesgo de ser censurados, perdiendo anuncios. Operan bajo la lógica premio-castigo.

Una de las metamorfosis radicales de la censura expuesta por Ignacio Ramonet, se debe a que la información circula en “demasía, por acumulación, por asfixia”. La información en la actualidad circula en exceso provocando ofuscación entre las audiencias. Abraham Moles, aludiendo el mismo fenómeno, afirma más severa la contaminación informativa que la polución ambiental. Existe sobreabundancia de información. ¿En ese océano sin fondo ni límites pereceremos asfixiados? Nada más abundante hoy en día que la información. Se encuentra en todos lados. En el aire, en el agua y la tierra, advierte Ramonet, para terminar preguntándose, “¿Y quiere esto decir que las falsas informaciones, o la censura han desaparecido? Evidentemente no. Tan solo han cambiado de naturaleza…no se las controla de la misma manera”. Aprendemos a nadar en estos mares o terminaremos ahogados.

Pocas veces se habla del poder de vida o muerte que ejercen los medios. Máxime ahora que son dueños a la vez de bancos, tarjetas de créditos, hoteles, compañías pesqueras, industrias, hatos ganaderos, periódicos, revistas, editoriales, estaciones televisivas, radioemisoras, distribuidoras de autos, etc. Una forma de censura de la que poco o escasamente se habla en nuestro medio. Un  tipo de censura que coincide con la que practican quienes ejercen el poder público. En vez de cerrar periódicos, estaciones de televisión y radioemisoras las compran. Los costos que pagan los gobiernos son demasiado altos. Se exponen a la condena internacional. El desprestigio en que incurren resulta demasiado lesivo a sus intereses. Más efectivo ha resultado el otro camino emprendido: otorgar a un grupo reducido la publicidad oficial y la entrega de las licencias de radio y televisión.

Con la adquisición de periódicos, emisoras y la distribución parcializada de frecuencias radiales y televisivas logran dos objetivos: construyen su propio aparato mediático y se protegen de críticas y cuestionamientos. En otros casos, empresarios y gobiernos, optan por la invisibilización de ciertos actores políticos o sociales; caso paradigmático, la dirigencia y membrecía del MRS, sus rostros desaparecieron de las pantallas de los canales 4, 6, 8 y 13 y de la Sección Política de El Nuevo Diario. Una forma de censura que muy pocos perciben. Desde otra perspectiva no menos importante, los relatores de libertad de expresión de la OEA, ONU, OSCE y CADHP, (Trinidad y Tobago 21 de Junio 2012) consideran las agresiones verbales provenientes de gobernantes o altos personeros de gobierno como una forma de censura indirecta. Tienen un efecto paralizante. Una modalidad que a juicio de Danilo Kis, “consigue debilitar y contaminar incluso a los individuos más morales a quienes la censura externa no ha logrado quebrar”. El surgimiento de nuevas maneras de ocultamiento, invisibilización y silenciamiento, no elimina las formas primitivas de censura.               

Despejando dudas




I.- La década de los setenta marcó el ascenso de las luchas y propuestas encaminadas a la creación de un nuevo orden mundial de la información y la comunicación. Tomo como punto de partida el momento que un conjunto de países toma plena conciencia de los desajustes e implicaciones que tienen para su futuro inmediato los grandes  desequilibrios informativos. La alarma generalizada explota en el seno de la Unesco. Las confrontaciones sobrevienen ante el reclamo de la mayoría de naciones aglutinadas en los No Alineados (NOAL), al expresar que resulta inaceptable que las informaciones e imágenes son vertidas por sectores interesados que favorecen únicamente a los países desde donde se irradian al resto del universo. Para entonces había prendido en la generalidad de estos países el concepto de imperialismo cultural acuñado por Herbert Schiller.

A su vez Marc Uri Porat, precursor en el estudio de la economía política de la comunicación, había logrado determinar el peso ascendente de la economía de la información en la sociedad estadounidense. La información tal como la entendíamos hasta entonces se había diversificado. Porat visualiza tres categorías fundamentales sobre la información. Una vinculada con las finanzas, los seguros, la contabilidad, las bases y bancos de datos. La segunda comprende la información cultural y una tercera  la información conocimiento o conjunto de saberes. En esa misma década aparece en Francia La informatización de la sociedad (1978), bajo la autoría de Simón Nora y Alain Minc. Ambos acuñan el concepto de telemática, que no es otra cosa que el maridaje de los ordenadores y las telecomunicaciones.

Señalo lo anterior para volver explícito, que cuando los países tercermundistas se lanzaron al abordaje del tema era un poco tarde. A finales de la década de los sesenta, el académico y activista político, Zbigniew Brzezinski, había dado varios pasos adelante. El mundo asistía a otro momento. La era tecnotrónica (1969), como caracteriza al nuevo estadio, viene a ser el resultado de la conjunción del ordenador, el televisor y las telecomunicaciones. Brzezinski avizora el fin de la diplomacia de las cañoneras de parte de Estados Unidos y el advenimiento de la diplomacia de las redes. En esta disyuntiva era impensable que Estados Unidos abdicara fácilmente frente a las demandas de los países tercer mundistas. Su intransigencia, incluso su retiro intempestivo de la Unesco, vino a ser la demostración palpable que el sector de la información y las comunicaciones pasaba a ser un campo innegociable.

II.- El cambio de época trae aparejada también entre sus novedades una discusión aleccionadora y de resultados devastadores. La vieja tesis que exponía Nacho Briones Torres, señalando que los periódicos de mayor circulación ofertan sus lectores a los anunciantes y no a la inversa, vino a ser redefinida a partir del liderazgo indiscutible ejercido por la televisión. Dallas Smyte está convencido que la televisión es un “productor de audiencias vendibles a los publicistas”. Con la entronización del mercado y la comunicación como paradigmas dominantes, queda poco espacio para pensar de otra forma el vasto mundo de la comunicación. El rating se ha convertido en el único parámetro al que atienden dueños de medios, anunciantes y publicistas. Existen otras variantes para constatar el poderío de publicistas y anunciantes. Sus nuevas pretensiones apuntan a incidir en las políticas informativas de los medios.

El mayor o menor número de páginas de un periódico, una revista, un semanario o un boletín, está en relación directa con el mayor o menor porcentaje de anuncios recibidos. Incluso la cantidad de anuncios en una página reduce a la mínima expresión la escasa información que finalmente contiene. Demostración evidente de la prioridad conferida a los anuncios es el roba-plana. Nunca han sido más acertados y pretensiosos en una definición los publicitas. El despliegue descarado del anuncio, constriñendo la información al mínimo, constituye una forma de avasallamiento inaudita. En las revistas y en los diarios las páginas impares (se leen a la derecha), han sido reservadas exclusivamente para los anuncios. Una forma de presentación que ratifica el dominio que ejerce el mercado sobre la información. Incluso se habla de la mercantilización de las noticias con una naturalidad que hiere y mortifica.  

Un tanto parecido ocurre en la radio y la televisión. La duración de un radionoticiero depende en gran medida del número de anuncios. En la televisión ocurre igual. Las disputas por obtener el mayor número de audiencia se han radicalizado.  A veces los contendientes llegan a extremos impensables. La forma que Crónica TN 8 trata de ganarle la partida a Acción 10 es bochornosa. Los dobles sentidos y las ambigüedades dejaron de serlo, son expresiones procaces. Crónica TN 8 presentó a un hombre defecando, atisbado y perseguido por la cámara. ¡Escatología pura! Una modalidad que empalma con el afán necrológico que ensombrece ambas propuestas noticiosas. ¿Estas ruindades son las que premia el mercado? ¿Los anunciantes no tienen nada que decir? ¿Los publicistas tampoco? ¿Y las audiencias? ¿El poderío del mercado no tiene retroceso? ¿Se debe confiar que el mercado todo lo decida? Me sumo a los que piensan que no.

III.- La convergencia de la comunicación social, industria editorial, cinematográfica, discográfica, con las telecomunicaciones y el mundo de la electrónica y las controversias de los setenta, aparentemente saldadas a favor de los Estados Unidos, siguen en pie. Las discusiones suscitadas en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI), dejaron claro que este continúa siendo un campo en disputa. No pudo lograrse el apoyo y el empoderamiento de la sociedad civil. Los debates fueron una manifestación de rechazo al esquema prevaleciente. Los desequilibrios lejos de corregirse, empeoraron. El chileno José Joaquín Brünner, divide el mundo entre info-ricos e info-pobres. La brecha digital es obscena. Una forma de pobreza insidiosa. Como advierte Armand Mattelart, “el sentido atribuido a los conceptos de derecho a la comunicación, participación, sociedad civil, servicio público, interés público, diversidad cultural, se ha convertido en un reto político e intelectual”.