viernes, 29 de noviembre de 2013

Por otra televisión en Nicaragua


En Nicaragua se vuelve urgente romper con la alta concentración mediática y dar paso a la creación de un sistema mixto de comunicación. Un sistema que incluya la televisión pública y comunitaria. La creación de más canales de televisión ha devenido en más de lo mismo. Las narrativas televisivas se concentran en las revistas matutinas, telenovelas, seriales de televisión, películas y deportes. Todavía queda mucho por hacer sobre una producción nacional de calidad y a la vez garantizar la existencia de las decenas de empresas televisivas existentes a lo largo y ancho del país. Las escuelas de comunicación, los expertos, académicos y el gobierno deberían comprometerse conjuntamente a mejorar la calidad de las actuales propuestas de programación. No deberían otorgarse licencias a quienes no presenten nuevas propuestas de programación o que no cumplan con las propuestas a partir de las cuales les fue concedida las licencias. Una vez obtenidas se olvidan de lo pactado.

Las debilidades en la producción nacional son visibles, solo mediante acuerdos con la academia y realizando inversiones en recursos técnicos y humanos podrá romperse el actual esquema. Pese a ser el hecho cultural urbano más importante ocurrido en los dos últimos decenios en el país, la televisión continúa atrapada entre lo estrictamente comercial y la supeditación política. La academia jamás se ha preocupado por formar técnicos de nivel medio y alto para responder a la expansión televisiva. Si se deja a que el mercado continúe arbitrando todo lo que acontece en este campo, la calidad televisiva seguirá decayendo. Muchas personas ven la televisión no por la seducción que provocan sus imágenes, ni por lo atractivo de su discurso, la miran porque rifan teléfonos, televisores, cocinas, camas, entradas al teatro. Los canales deben aprovechar la oportunidad para mostrar los distintos rostros del país y dejar de continuar amamantándose de la producción foránea.

El cable sigue expandiéndose por todo el territorio y el grueso de lo que se nutre la TV nacional mucho antes de formar parte de su programación ya ha sido transmitida a través del cable. Esta circunstancia ha generado nuevos hábitos entre las familias televidentes. Sin mostrar ningún cansancio siguen las telenovelas en el cable y a veces lo hacen de manera simultánea; cuando la misma novela es transmitida en el país optan por ver los adelantos en el cable. Son pocas las estaciones de TV que no pasan telenovelas, con raras excepciones quienes no lo hacen es porque carecen de recursos para hacerlo. El gusto por este género se debe a sus propuestas narrativas. Desde la década de los ochenta ocurrió el salto, resultaron atractivas para las clases pudientes, no como estos sectores señalaban que “las telenovelas únicamente seducían empleaditas”. El melodrama y toda la cauda de seguidores que arrastra no ha logrado contagiar inexplicablemente al mundo de filólogos y lingüistas, quien no ha mostrado interés para dar cuenta de las implicaciones de esta narrativa.

Nuestra televisión es un calco de la propuesta norteamericana. Algunos programas matutinos nos despiertan contándonos historias de acontecimientos ocurridos en diversas partes del mundo, incluso un mal que sufren también las televisoras nacionales, algunas de las cuales hasta hace poco se dieron cuenta que nada tenía que ver el estado del tiempo en Arizona, cuando lo que sus televidentes deseaban que les contaran era cómo había despertado el país y cómo transcurriría el clima durante el día. Todavía Canal 2 y Canal 10 nos levantan con Al rojo vivo y Primer impacto. Los noticieros televisivos deberían romper el cordón umbilical con los periódicos. Dejar de fastidiarnos con la lectura de sus titulares. Uno espera programación propia. Sigo esperando un programa de opinión que brinde cabida a los postergados de toda una vida, ampliando su agenda temática y olvidándose de la clase política, mientras está no se reinvente vivirá sumida en sus pleitos eternos. En Nicaragua la mayoría de los programas de opinión, con sus invitados de siempre, son afines al discurso oficial. Esta ha sido una de las tragedias de la alta concentración televisiva. En los canales oficiales y oficiosos el pluralismo ha quedado reducido casi a cero.

Necesitamos una televisión que amplíe su visión del país, que nos cuente qué piensa la ciudadanía del Caribe estigmatizada por la profusión de noticias relacionadas con el narcotráfico. ¿Los periodistas locales y los corresponsales de los medios nacionales no tienen otra cosa qué decir? El cambio ocurre durante el mes de mayo. Los caribeños celebran su fiesta grande. Como la inclusión de sus cantos, bailes y danzas forman parte del carácter cíclico de las narrativas de la TV, sus habitantes deberían rebelarse y ponerse en huelga, paralizar sus cuerpos y apagar su voz que tanto gustan, esos grandes atributos de la sensualidad caribeña. Estoy a la espera que por sanidad los dueños y directores de Crónica TN 8 y Acción 10, en un acto de misericordia pongan fin a la orgía de sangre que a diario bañan sus pantallas. En fin aspiro una televisión con olor a Nicaragua, que la disputa entre los canales 13 y 14 se acreciente y que cada día se esfuercen por mejorar la calidad de la producción nacional y pidiéndole peras al olmo, por siquiera una vez los canales de la familia presidencial transmitan algo que contradiga el discurso oficial. Con eso me bastaría. No pido más.



viernes, 15 de noviembre de 2013

Telecomunicaciones y reforma constitucional



La inclusión de cuatro incisos al final del Artículo 92 en las reformas constitucionales abrió paso al debate. Se trata de regular el funcionamiento del espectro radioeléctrico, las bases de datos, registros informáticos y satelital, lo cual  provocó reacciones de parte de miembros de la clase política, no así inexplicablemente de los expertos en  telecomunicaciones e internet. La pretensión consiste en cambios dramáticos que inciden en las operaciones de las empresas telefónicas, servicios financieros, televisión por suscripción y satelital, y medios de comunicación. Igual fenómeno se presenta para los cibercafés y computadoras personales. Una vez más queda de manifiesto la voluntad política de los poderes establecidos por controlar la tecnología más avanzada. En un principio fue la radio, enseguida la televisión y ahora se trata de los satélites e internet. La libertad de expresión siempre acosada y perseguida.

El tema concita la participación de distintos sectores de la vida nacional, incluyendo desde luego la sociedad civil y ciudadanía en general. Las telecomunicaciones se han convertido en piedra de toque. Desde la aparición de la primera generación de satélites durante la década de los sesenta del siglo pasado, cuyos alcances rebasaban las fronteras nacionales, asomaron las primeras suspicacias. En la estratósfera empezaron a pulular satélites para espiar lo que hacían las naciones. Los satélites militares fueron puestos en órbita. La era de los aviones espías tocaba retirada. Muchas bases militares dejaban de tener la preeminencia que habían alcanzado años atrás. El dominio de los mares abría paso al dominio de los cielos. Como apunta Armad Mattelart, los seres humanos se percataron que apreciaban mejor la tierra desde arriba. El dominio del cielo cambió las formas de los confrontamientos bélicos.

La naturaleza del debate planteado demanda con urgencia la presencia de expertos en redes y telecomunicaciones. En esta ocasión las operadoras telefónicas no pueden rehuir la discusión, mucho menos quedarse calladas. El desafío planteado por los alcances del contenido del Artículo 92 los obliga a manifestarse. En caso de aprobarse en los términos que fue presentado ante el plenario de la Asamblea Nacional, tendrían que realizar cambios sustantivos. El más drástico sería tener que trasladar sus bases de datos al país. ¿Cuál es el criterio de Claro y Movistar? ¿Cómo les afectan estas disposiciones? ¿Estarían dispuestas actuar en consonancia con lo establecido en el Artículo 92? ¿Cuáles son los países donde han tenido que operar en estos mismos términos? ¿Cómo les ha ido? ¿Se trata de una experiencia novedosa que delimita el carácter de su trabajo? ¿Normas y tratados internacionales lo permiten?

Los especialistas que laboran para estas dos grandes empresas deberían ser los primeros en adelantar las consecuencias y resultados que tendría para Nicaragua la aprobación de lo solicitado por el partido en el poder. Ser cautelosos no supone dejar en evidencia una vez más el silencio sepulcral que han mantenido cada vez que Telcor actúa fuera de los alcances establecidos en la Ley de Telecomunicaciones (Ley 200). De igual forma debe proceder Claro. Siendo la compañía que ofrece a nivel nacional los servicios de televisión por suscripción en sus dos modalidades, por cable y satelital, ¿verá afectados sus servicios o en nada perturbaría sus operaciones? ¿Los servicios de internet que ofrecen Claro, Movistar y Yota, que tipo de afectación sufren? ¿Tendrán que mudar sus bases datos a Nicaragua? ¿Qué ajustes estarían obligados a realizar de aprobarse estas disposiciones?

A través de estos años nunca nos cansamos de predicar y advertir que las comunicaciones en el sentido moderno adquirían un carácter transversal.  Nada queda fuera del maridaje de las telecomunicaciones, internet y medios de comunicación. Todas las actividades humanas son permeadas. Desde la medicina hasta la agricultura. Desde la navegación aérea y marítima hasta las operaciones bancarias. Desde la educación, la cultura y el arte hasta los sistemas de localización y prevención de huracanes. Desde los sistemas de espionaje, las operaciones bélicas hasta los sistemas de vigilancia en los hogares, tiendas, supermercados y almacenes. Desde la industria editorial, los servicios informativos en tiempo real hasta la televisión. La comunicación vive su mejor momento. Es el barco de proa de la revolución científico-técnica. El sector más dinámico de la economía mundial. 

Se necesita un debate de altura, invitar a que participe el director de Telcor, los técnicos del ejército y la policía, los banqueros, dueños de líneas aéreas, agricultores y empresarios pesqueros, expertos de Ineter, profesores de telecomunicaciones, ingenieros en electrónica y sistemas, para tener una aproximación exacta de lo que implican para la vida del país las reformas relacionadas con las bases de datos, registros informáticos y espectro radioeléctrico. Igualmente deben ser invitados las organizaciones de la sociedad civil, centros de comunicación, y especialmente la clase política. Desde que los medios audiovisuales adquirieron la hegemonía les arrebataron buena parte de la representación ciudadana. La aprobación del Artículo 92 determinará el sistema de comunicación que prevalecerá en Nicaragua. Como está planteado tiende a cerrarse y ahondar el autoritarismo. Pretende un control excesivo.

Las comunicaciones están vinculadas con el tema del poder, creer lo contrario sería pecar de ingenuos. Los movimientos sociales surgidos en Túnez, Egipto, Islandia, Estados Unidos y España, no se deben únicamente a la existencia de Internet. Son el resultado de una simbiosis: la combinación del espacio público y de internet, en lugares donde se desarrolla la vida social. Aunque indudablemente, como apunta Manuel Castells, “los movimientos sociales siempre han dependido de la existencia de mecanismos de comunicación específicos: rumores, sermones, panfletos y manifiestos, divulgados de persona a persona, desde el púlpito, la prensa, o por cualquier medio de comunicación disponible”. Tampoco hay que olvidar que las redes digitales son el medio de comunicación más veloz, reprogramable y autoprogramable. ¡Muy, pero muy difícil de encarcelar!

¿Las reformas tendrán carácter retroactivo me preguntaron mis alumnos de Derecho y Comunicación? ¿Claro dejará de ofrecer los servicios de telefonía básica, móvil, internet y televisión por suscripción y satelital? Yo adelanté que no. A no ser que también se cambie o modifique el derecho en el que se inspiran las normas jurídicas en Nicaragua. La ley no tiene efecto retroactivo, excepto en materia penal cuando favorezca al reo. Les expliqué además que también nuestra legislación contempla la teoría de los derechos adquiridos. Aún con mi respuesta no dejaron de asaltarles dudas. Cambios de esta magnitud serán demasiado costosos para el gobierno. Creo que los empresarios se deberán sentir un poco asustados. Sobre todo el gran capital. Tienen sobradas razones para estarlo. La tentación es tan grande como para dejar de ejercer controles sobre lo solicitado.  




lunes, 4 de noviembre de 2013

En la TV nada está dicho

Ante los asedios del gobierno, los Sacasa-Pasos decidieron vender su canal a Ángel  González, quien veía de esta manera saldada la deuda histórica con su antiguo socio comercial. La operación financiera incluyó las tres radioemisoras del Grupo COASA. Con estas tres nuevas emisoras son 12 las que funcionan en el país como propiedad del mexicano-estadounidense. La competencia en la televisión entre González y la familia Ortega Murillo se mantiene. Ahora luchan por establecer su hegemonía en el dial. Ambos concurren a California en busca del vellocino de oro. Una programación que cautive y capture a sus audiencias. Poderoso señor es don dinero. Estas pujas forman parte de las narrativas hogareñas, quienes la siguen de cerca, con el mismo interés que miran las telenovelas, para conocer cuál será el desenlace del drama. González mantiene alianzas con los políticos mientras estos permanecen en gobierno, una vez que lo abandonan cambia de actitud.

Los canales 15 y 23 en UHF (operan en los canales 63 y 99 de televisión por cable) se distinguen por sus propuestas noticiosas. Canal 15, 100 % Noticias, ha logrado concretar alianzas con El Nuevo Diario, uno de los dos medios escritos de circulación nacional. Como parte del redimensionamiento del mapa televisivo, cuyo alto relieve no acaba de configurarse, Canal 15 tuvo un encontronazo con la familia gubernamental por haberse llevado a Canal 13 parte sustantiva de su equipo de trabajo, por lo que perdió momentáneamente el favoritismo oficial, quien resintió las críticas de su director-propietario Miguel Mora, retirándole los anuncios. El canal transmite noticias las 24 horas del día. Una vez saldadas las diferencias, los anuncios oficiales han vuelvo a Canal 15. Canal 23 CDNN, Canal de Noticias de Nicaragua, también ha estructurado el grueso de su programación con producción nacional.

La situación de la televisión en Nicaragua no alcanzaría a comprenderse, si no aludimos la competencia por ver quién acapara el dial. Informe Pastrán, adelantó que miembros de la familia gubernamental entrarán a operar un canal informativo las 24 horas del día. Según el anuncio de Pastrán, Canal 91 en el cable, que se identifica como canal ruso en Nicaragua, sería reconvertido en un canal enteramente noticioso. De producirse este movimiento, sus efectos inmediatos serían sobre los canales 15 y 23. Ninguno de los dos está preparado para hacer frente a una embestida de esta naturaleza. La cuantía de recursos disponibles a través de los anuncios oficiales y de las empresas del consorcio de Albanisa es sumamente superior a las disponibilidades de los anunciantes con que cuentan ambos canales.

El tema del canal noticioso sigue siendo noticia. Informe Pastrán ratificó que la familia gubernamental tiene interés en su instalación. Textualmente dice “CANAL DE TV SOLO NOTICIAS… Hasta ahora TELCOR no ha confirmado, ni negado, que vaya a autorizar una nueva frecuencia para operar un nuevo canal de televisión en señal abierta y por cable, relacionado con el Canal 8, pero tampoco sería extraño… La competencia televisiva está en lo fino luego que el empresario mexicano Ángel González comprara el Canal 2 y ensanchará su presencia en el espectro televisivo… Desde hace meses que se menciona la posibilidad de que se cree un nuevo canal televisivo con noticias en vivo las 24 horas y que cuente con suficientes periodistas y unidades móviles para brindar una oferta informativa permanente…”

Con esta maniobra, la familia presidencial entraría en competencia abierta con los canales 10, 15 y 23. Moisés Martínez de La Prensa hizo hace algún tiempo una afirmación similar, manifestó que la familia presidencial se aprestaba a crear un canal, “Canal 16 está proyectando a convertirse en el primer canal de noticias 24 horas ininterrumpidas en el país. Este formato ya viene tratando de ser desarrollado por el Canal 100 % Noticias. Canal 16 buscaría apuntalar este formato valiéndose de la mayor capacidad económica con la que operan el conglomerado de empresas de la familia presidencial”. Martínez confió en que “su enfoque noticioso buscaría reportar aquellos temas sociales que no son cubiertos por la mayoría de medios, y que además destaque y divulgue los “logros” del régimen orteguista, además de ser un contrapeso a las informaciones e investigaciones periodísticas de los medios de comunicación independientes”. (http://www.laprensa. com.ni/2012/06/18/ámbito/105450/imprimir).

El mayor desafío que enfrentan las televisoras del país proviene de la televisión por cable. Carlos Slim controla la televisión por cable y satelital, la telefonía móvil, fija e internet. Se trata del empresario más fuerte en el ámbito de las telecomunicaciones en Nicaragua. Una de las formas de evitar críticas, las cuales a pesar de todo continúan, lo llevó a convertirse en uno de los mayores anunciantes del país, solo comparable con el gobierno. La derrama incluye publirreportajes en revistas, periódicos, informativos en línea, etc. Como al gobierno, gusta del elogio, los reportajes cálidos llenos de alabanzas. Claro ha sido acusada por directivos de otros canales televisivos de hacer una competencia desleal. También cuenta con su propio canal, que transmite música todo el día (Canal 76), entrando de soslayo a competir con el resto de canales televisivos. Un auténtico emporio que más temprano que tarde entrará en el negocio informativo.


jueves, 17 de octubre de 2013

La TV un poco de historia


I. Nada ha cambiado. Dos rasgos caracterizan a la televisión nicaragüense desde su nacimiento, en marzo de 1956, hasta el presente: su condición duopólica y su naturaleza comercial. La televisión nicaragüense, fundada el 15 de marzo 1956, tuvo su aparición a iniciativa del entonces Coronel de la Guardia Nacional (GN), Anastasio Somoza Debayle, tercero y último presidente de Nicaragua de la familia Somoza, depuesta por las armas por la revolución sandinista. La primera licencia para operar una estación televisiva la firmó el Capitán GN Jorge Buitrago Choiseul, en su carácter de Jefe de Radio Nacional. El primer gerente de una estación de esta naturaleza sería el periodista Luis Felipe Hidalgo y operó bajo el nombre de Televisión de Nicaragua. Nueve años después, el 12 de julio de 1965, se otorgó licencia para operar lo que sería la segunda estación televisora del país, Televicentro, Canal 2, propiedad de Octavio Sacasa Sarria.

El 12 de agosto de 1965, apenas un mes de haber sido concedida la segunda licencia televisiva, fue asignada una nueva licencia (Canal 12) a los hermanos Santiago y Adolfo López González, bajo el nombre de Televisión Comercial, una denominación como para que no nos llamemos a equívocos sobre su condición sanguínea. Ambos se asociaron con el dueño de Canal 2 para realizar sus transmisiones de manera simultánea. El esquema establecido haría crisis en julio de 1979. La televisión nicaragüense siguió el mismo camino transitado por las radioemisoras, su genotipo fue un calco de la televisión comercial estadounidense. La televisión nunca abandonará estos dos atributos. Todavía persisten y en vez de cambiar todo indica que tienden a profundizarse y mantener su hegemonía.

La década de los noventa, época de su despegue y desarrollo, estuvo propiciada por el propio sandinismo. Perdidas las elecciones una de sus acciones en el campo radial y televisivo, administrado con muchísimo celo mientras estuvieron en el poder, consistió en conceder a manos llenas todas las frecuencias disponibles en VHF. Desde 1988, el Consejo Superior de la Empresa Privada, bajo el mando de Enrique Bolaños, quien sería presidente de Nicaragua (2001-2007), había solicitado una frecuencia al sandinismo y le fue denegada. El cambio de actitud de los sandinistas se produjo como resultado de la derrota electoral. Aprovecharon el interregno de febrero-abril de 1990, no solo repartieron las frecuencias televisivas y de radioemisoras como caramelos, también decidieron derogar la Ley General de Medios de Comunicación, aprobada casi un año atrás.

Primer actor foráneo. A mediados de la década de los noventa haría su aparición en el campo mediático nacional el mexicano Ángel González. Los empresarios Juan Bautista Sacasa, César Augusto y Carlos Reynaldo Lacayo, en vez de operar la licencia otorgada por el sandinismo, decidieron deshacerse de ella, vendiéndola a González, quien echaría andar Canal 10. Con su desembarco en las tierras promisorias de Nicaragua, una de las decisiones persistentes de González ha sido recurrir a personas locales para que se hagan cargo de la representación y administración de los diferentes canales y radioemisoras que posee en Nicaragua. En vista que la Ley de Telecomunicaciones vigente establece en su Artículo 29 que los nicaragüenses deben ser dueños del 51 % de las acciones para operar estaciones televisivas, ha contado con el suficiente ingenio para saltarla. Esta disposición reformada por el presidente Arnoldo Alemán determinó que las personas jurídicas se regirían por el Código de Comercio, convalidando ilegalidades.

Se reforzó el duopolio. La primera década del presente siglo solo ha venido a reforzar el esquema duopólico y comercial. En una puja que pareciera no tener fin, familiares del presidente Ortega y Ángel González han logrado controlar el dial televisivo. La familia presidencial es dueña de los canales 4, 8 (en sociedad con Albanisa, empresa mixta venezolana-nicaragüense) y 13, mientras que González es dueño de los canales 2, 7, 9, 10 y 11, en VHF. El único canal que no está sujeto a sus directrices es Canal 12 propiedad de la familia Valle-Flores. Canal 6, después de más de un quinquenio de estar fuera del aire, propiedad del gobierno, reapareció un poco antes de la reelección del actual mandatario, como un eco de Canal 4, su cara oficial, gesto que tornaría evidente cómo ejercería el poder el presidente Ortega durante el quinquenio siguiente (2007-2012). Programación, personal y política informativa son dictadas desde casa presidencial. Una forma de control férrea.

Por donde se analice, en Nicaragua dos propietarios controlan nueve de las diez,  estaciones de televisión en VHF, un récord. Todos funcionan bajo el esquema comercial, menos Canal 6 que opera bajo las órdenes de la Presidencia de la República. Si enfatizamos, este aspecto obedece a que estando en el poder el presidente Ortega; tanto su familia como González han abultado sus portafolios mediante la complicidad de Telcor, el ente gubernamental encargado de regular y otorgar las licencias de radio y televisión. El comportamiento alcahuete de Telcor es de vieja data; siempre ha sido puesto al servicio de quienes detentan el poder, ya sea para hostigar a los dueños de los otros canales televisivos como para favorecer a sus aliados incondicionales. Los demás canales en UHF, muchos de los cuales también pertenecen a la familia presidencial y González, son igualmente de naturaleza comercial.


viernes, 4 de octubre de 2013

Medios y libertades en disputa


I. Se redefinen formas de hacer política.

La década de los setenta del siglo pasado sirvió como parte aguas para la discusión de un nuevo orden informativo internacional. El despegue y desenlace de esta controversia condujo al debate sobre la pertinencia del esquema mundial prevaleciente en el campo mediático. La UNESCO sirvió de plataforma para impulsar distintos estudios que precipitaron crisis en su seno y sirvió como detonante sobre los cambios que sobrevendrían en el campo de la comunicación. Se avizoraban mutaciones no solo en el orden tecnológico también muchas serían de carácter conceptual. Como corolario apareció Voces Múltiples, Un Solo Mundo (Unesco 1980) un informe de compromiso ante los intereses en pugna. Ninguna de los dos sectores fundamentales cedió posiciones. La comunicación se convirtió en un campo no negociable de la política exterior de Estados Unidos. Los países del tercer mundo adquirían plena conciencia de las grandes brechas informativas existentes y del carácter unidireccional de la comunicación a la vez que pedían su reversión.
                                                                                                                    
La trascendencia de esas refriegas alcanza el presente. La ligera inclinación de la balanza a favor de las tesis estadounidenses, específicamente su defensa del libre flujo informativo - parte medular de su doctrina - precipitaría la ampliación del concepto de libertad de expresión ciudadana, volviéndole extensivo a la publicidad comercial (Libertad de expresión comercial. Informe sobre la comunicación en el mundo. Unesco 1990). Una especie de castración conceptual. Unos años antes que la UNESCO restara eficacia y redefiniera la libertad de expresión ciudadana, el gobierno del presidente Ronald Reagan empezaba en Estados Unidos el desmantelamiento de la prohibición de la propiedad cruzada. Los estrategas de ese país tenían en miras fortificar y apuntalar un nuevo orden informativo comandado bajo su égida. En 1990 la Unesco daba un giro, coincidiendo con los esfuerzos que hacía Estados Unidos por afianzar su hegemonía mundial. Hoy su predominio resulta indisputable.

Los paradigmas sustentados en el mercado y la comunicación metieron la política por nuevos rumbos, creando otros espacios y formas para su realización. El acrecentamiento del poderío mediático y su concentración en pocas manos marcan la pauta y forman parte inexorable del entramado mundial, regional y nacional. Los medios audiovisuales redefinen las maneras de hacer política. El sistema de representación prevaleciente muda de sitio. Surgen los líderes electrónicos -una metáfora de Furio Colombo- cuyo prestigio muchas veces se orienta a disputar la supremacía a los liderazgos políticos tradicionales o bien tienden a sustituirlos. En ese mismo instante irrumpe pletórica la centralidad comunicacional de la política. Las agendas políticas deben ser negociadas con quienes detentan la propiedad y dirección de los medios. La intermediación ejercida por los políticos ante el Estado viene a ser contrarrestada o arrebatada por los medios.

Sin la comprensión del contexto que marca transformaciones irreversibles sería imposible entender la preeminencia que adquiere la comunicación. En esta metamorfosis políticos y académicos están conscientes que "en todo el mundo, los medios de comunicación son la forma de comunicación decisiva", lo que implica que "la política es fundamentalmente una política mediática". (Castells, 2012, 261). La función y alcance de los medios es revalorizada. Para Guillermo Orozco los medios son lenguajes, metáforas, lógicas, empresas, escenarios donde se disputa el poder. Desde esa misma perspectiva, Raúl Trejo Delarbre expone "que los medios de masas no sólo contribuyen a la conformación de gustos y estilos culturales sino que, a la vez, tienen un papel indispensable en la definición de consensos en las sociedades contemporáneas" (Trejo 2005, 171). El uso instrumental de los medios y su definición funcionalista resultan demasiada estrechas.

Al convertirse en las nuevas plazas públicas, la clase política se ve obligada a dominar sus lenguajes, atender sus lógicas y formatos. Los medios rehacen todo el cuadro actoral. La clase política sale a su encuentro con la misma fruición con que busca la adhesión de los votantes y el beneplácito ciudadano. Es la primera vez en la historia que los medios imponen las reglas del juego político. Una dictadura que están aprendiendo enfrentar. Primero a través de un aparato mediático propio y otra mediante las facilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y comunicación. El especialista en imagen ocupa un lugar privilegiado. Las frases cortas y brillantes son compensadas. El lenguaje elíptico sufre un duro revés. Premia el azul telegénico. Los políticos se salen del parlamento para instalarse preferentemente ante el set y cámaras televisivas. Nada atrae tanto a los políticos como las cámaras televisivas.  
        
El ascenso de la televisión ocurre de forma meteórica, nada queda fuera de sus reflectores. La religión, la guerra, los deportes, la política, la cultura, la educación, son acotados gracias a su creciente influjo. Su poder quedó definido con la cobertura que hicieron las cadenas televisivas estadounidense de la guerra en Vietnam (1973-1975). En la medida que ocurría el proceso de integración y convergencia de los satélites, la electrónica y la comunicación social, su influencia determinante se expandía. El nuevo sistema de propiedad acrecentaba el poder de sus dueños, originando conflictos de interés que no cesan todavía. El poder de los medios cada día que pasa se reafirma y acrecienta. Son los encargados de moldear nuestras mentes y surtir nuestro imaginario. Como reconoce Castells "las relaciones de poder se basan en gran medida en la capacidad para moldear las mentes construyendo significados a través de la creación de imágenes". Los políticos saben que comunicar es gobernar y especialmente frente a las cámaras.

            II. Medios a debate.

El debilitamiento de la clase política resulta directamente proporcional con el fortalecimiento de las posiciones adquiridas por dueños de medios y anunciantes. El modelo empresarial sobre el que se asienta su existencia abre el apetito de los anunciantes. Se ven tentados por incidir en sus políticas informativas y editoriales. La mercantilización de la información resulta evidente. Se habla de consumidores no de ciudadanía, el rating se convierte en alfa y omega, determina los porcentajes publicitarios, su vida misma. El mayor o menor flujo de anuncios depende del número de televidentes, radioescuchas o lectores que capten sus emisiones y favorecen su circulación. El pluralismo informativo se debilita, empresarios y gobiernos se atienen únicamente al santo y seña de los índices de audiencias y lectores. No atienden otros parámetros igualmente importantes.
Se olvida deliberadamente que el pluralismo mediático constituye una condición necesaria  para el pluralismo político. El tema de las minorías políticas, sociales, étnicas y culturales en procesos galopantes de concentración mediática debería interesar de sobremanera. Sin mayores preámbulos son invisibilizadas. Amplios sectores quedan fuera del radar por no disponer de recursos económicos suficientes. El fenómeno resulta fácilmente determinable durante los procesos electorales. El costo de las campañas se ha disparado. La falta de dinero impide recurrir a los medios, sobre todo de la televisión cuyas tarifas resultan inalcanzables para quienes carecen de plata. El análisis debe efectuarse en términos de equidad y no simplemente desde  la perspectiva económica. El despegue de los medios de comunicación en Nicaragua siguió el esquema de desarrollo socioeconómico del país. Garantizar acceso a los medios significa garantizar canales de expresión a sectores  tradicionalmente excluidos, sin necesidad de mediaciones espurias.

La centralidad comunicacional de la política desplaza el eje de gravitación a favor de medios y periodistas. El liderazgo ejercido antaño por los políticos pasa a un segundo plano. Como expone el venezolano Eduardo Fernández, no hay duda "los medios están cumpliendo una labor de intermediación e interpretación entre las instituciones y el pueblo, labor que antes, cuando los medios no estaban tan desarrollados, cumplían los partidos políticos". (Revista Contribuciones, 1996) El ascendiente adquirido ante la sociedad les convierte en interlocutores ineludibles y privilegiados. Su funcionamiento incesante y la ductilidad con que operan, su actividad en tiempo real las 24 horas del día durante los 365 días del año, les transforman en actores políticos de primer orden. El parlamento se debilita. Los procesos de discusión legislativa adquieren mayor o menor relevancia según los intereses en juego y la resonancia que adquieren en los medios.

Uno de los aspectos más visibles viene a ser la manera que se ha revertido contra la clase política la entrega de las frecuencias radioeléctricas. En la práctica las dimisiones realizadas en la esfera mediática se han traducido en tener que regatear espacios ante quienes resultaron favorecidos con el otorgamiento de las frecuencias radiales y televisivas. Pocas veces invierten en los medios del Estado. La utilización que realizan de estos canales es meramente instrumental y están bajo el mando de la cabeza de gobierno, ni siquiera funcionan como medios estatales. El crecimiento exponencial de los medios, sobre todo en el campo de las telecomunicaciones y las transmisiones satelitales consolida y expande el poder mediático.

La televisión refuerza su condición hegemónica. Se ubica en la cúspide de la pirámide mediática, capitaliza a su favor la mayor cuantía de las inversiones que hacen los políticos por situar su imagen entre la ciudadanía y el electorado. Especialmente los gobernantes que han caído seducidos a sus pies. Ante la máxima invariante "gobernar es hacer creer", la imagen se convierte en ley. "Determina los índices de popularidad, la composición de los gobiernos, las jerarquías en el Estado, el calendario y los contenidos del discurso público". (Debray Régis, 1994, 280). Resulta un total contrasentido y un boomerang que los beneficiarios de las frecuencias hayan adquirido mayor poder incluso que los gobernantes que se las otorgaron. La clase política resulta víctima de su propio desposeimiento. Un tema que debería concitar el interés de sociólogos y politólogos.

Ejemplo elocuente por su cercanía geográfica y el creciente ascendiente que tiene en la parrilla televisiva nicaragüense resulta ser Guatemala. El control que ejerce Ángel González en la televisión de ese país ha debilitado a la clase política guatemalteca. No existe candidato a la presidencia de la república que no haga romería hasta Miami para pedir su indulgencia. Este mismo fenómeno es perceptible en México. El poder de Televisa sigue siendo incontrastable. Las decisiones que imponen en sus políticas editoriales e informativas han sido cuestionadas debido a que otorgan mayor o menor visibilidad a determinadas alianzas, partidos y candidatos. El juego democrático se pervierte. Los medios eliminan o restringen sensiblemente las imágenes de las fuerzas políticas y candidatos con las que no se sienten identificados. En muchas ocasiones imponen purgas que a la postre resultan fácilmente discernibles.

El paso de la propiedad individual a la propiedad corporativa somete a los medios muchas veces a servir primordialmente a los intereses de sus dueños en detrimento de la ciudadanía. Un fenómeno un tanto parecido acontece con los medios oficiales y oficiosos. No hay acogida a la crítica ni a los cuestionamientos. La naturaleza de sus narrativas son laudatorias hacia los poderes establecidos. Esta circunstancia vuelve apremiante analizar la adquisición de El Nuevo Diario, por parte del Banco de la Producción (Banpro). Los cambios introducidos en sus políticas informativas y editoriales han sido en menoscabo de la sociedad nicaragüense. Los intereses que giran alrededor de una corporación bancaria limitan la autonomía e independencia de cualquier medio de comunicación. Las concesiones que otorgan a la clase gobernante son infinitas. Vuelve abrir a debate la propiedad de los medios. Un tema que en Nicaragua no acaba de comprenderse ni dilucidarse.

En nuestro país prevalece una confusión ¿deliberada? al equiparar la compra-venta de un periódico, una estación televisiva o una radioemisora con una simple transacción mercantil. Existen sectores interesados que se niegan aceptar que no es lo mismo vender una empresa televisiva, una radio o un periódico que vender una fábrica de caramelos o de zapatos. Confunden su lógica de funcionamiento, extrapolándola al campo mercantil. El hecho que los medios funcionen como empresas comerciales no debe hacernos olvidar que también cumplen funciones de interés público de primerísima importancia: vierten visiones de la realidad, informan sobre lo que acontece en el mundo y el entorno cotidiano, construyen el imaginario, refuerzan o debilitan identidades, la fiscalización que efectúan está dirigida a controlar los abusos cometidos por los distintos poderes.

Las limitaciones impuestas a sus periodistas y colaboradores han repercutido sensiblemente en su calidad informativa. La lista de desaguisados es impresionante. Resulta sumamente perceptible. Eliminaron el suplemento humorístico El Alacrán, las primeras censuras fueron determinantes para que el caricaturista Pedro Xavier Molina pusiese su renuncia y se incorporase al cuerpo de periodistas de Confidencial; suprimieron Don Procopio y Doña Procopia, luego vetaron la columna semanal del periodista Onofre Guevara, encargado también de redactar Don Procopio y Doña Procopia, una columna humorística que hacía sorna fundamentalmente de la clase gobernante, prohibieron la publicación de los artículos de Fernando Bárcenas, periodismo investigativo cero, críticas al gobierno cero. Estos sismos están ocasionando migraciones hacia otros medios. Ni siquiera han reparado en los efectos perniciosos de estas medidas. Están más atentos en quedar bien con el estamento gubernamental que en la calidad de las informaciones que brindan a sus lectores.


III. Sustituir modelo existente

Algunos gobiernos han decidido restar eficacia y se han empeñado en sustituir el modelo de comunicación existente por otro que responda plenamente a sus expectativas. Estamos en presencia de una disputa por conquistar, cooptar, comprar, silenciar, acaparar medios y silenciar voces discordantes. Parte sustantiva de la lucha política se libra en los medios y a través de los medios. Una de estas manifestaciones son los cambios introducidos en las legislaciones de algunos países de la región. Un intento por revertir el modelo imperante. En Nicaragua sigue vigente inexplicablemente una ley (Ley 200) del siglo pasado, al margen del desarrollo que ha experimentado el país en el campo de las telecomunicaciones. Las concesiones de Telcor han resultado onerosas para el país y los usuarios.

En algunos casos los cambios legislativos ocurren para redefinir las reglas del juego como ocurre en México actualmente. En otros para apuntalar otro modelo de medios. Se trata de evitar concentraciones lesivas para la ciudadanía y de manera especial para la clase política. ¿Se estarán propiciando medidas que conduzcan a la creación de un modelo compartido, pluralista y democrático? ¿Será posible que las transformaciones legislativas conduzcan a redefiniciones en su funcionamiento?  El poder mediático es contrario a todo tipo de control y un poder sin control se convierte en un poder descontrolado. La salud democrática lo exige. Ante la imposibilidad de lidiar con algunos medios, los gobernantes actúan para mediatizar su comportamiento. Las sanciones contempladas en sus diferentes cuerpos normativos indican claramente un posicionamiento remiso frente a las críticas y cuestionamientos.

Con su actuación buscan el debilitamiento, censura o autocensura de medios y periodistas. Las condiciones en que operan son inmejorables. Se parcializa la entrega de la publicidad estatal, cierran el acceso a información pública en oficinas y ministerios, emiten leyes y decretos para complicar la renovación de las licencias de radio y televisión, recurren a las autoridades para ejercer intimidación, propician cierres indirectos y se amenaza con iniciar juicios a medios y periodistas, se abusa de las cadenas presidenciales, se hostiga a los periodistas, tratan de amedrentarles o callarles. Presenciamos la creación de un poder mediático sin precedentes en la región. Los medios ocupan un lugar central en sus decisiones políticas. Las inversiones económicas son millonarias. Sin ningún tipo de competencia.

Los cambios provocados por el despliegue prodigioso de las nuevas tecnologías explosionan, especialmente la expansión de internet y el atractivo que ofrecen las redes sociales, la apertura de blogs, el uso sistemático de Twitter, la fascinación que provoca You Tube, la plataforma que ofrece Facebook con la apertura de fans page, son indicadores insoslayables de cambios en las formas de circulación del discurso político. Modalidades que permiten formas de comunicación directa. Estamos frente a un punto de inflexión, sin que este se traduzca en eclipsar el antiguo modelo sustentado en la radio y la televisión. Ambos medios siguen siendo las principales agencias informativas y de entretenimiento. La televisión prolongará por algún tiempo su atractivo indiscutible y continuará siendo el sector más sujeto a control y acechanzas. Contrario a lo que piensan algunos "la televisión está viva y coleando y sigue siendo el principal medio de comunicación de masas del siglo XXI", como advierte Manuel Castells. (2012, 94). Estamos frente a otras formas de comunicación política en pleno despliegue.

Las nuevas tecnologías con las formas de comunicación política directa Se han convertido en otro sector en disputa por parte de la clase política. La seducción que producen ayuda a su desarrollo y crecimiento. Su utilización sistemática ha sido incrementada con el ánimo de evitar los filtros que imponen medios y periodistas. Esta situación está siendo objeto de análisis. Las comprobaciones indican que gobiernos de diferente signo político-ideológico las usan de forma sistemática. No todos guiados por el mismo ánimo.  Las posibilidades que abren las nuevas tecnologías son múltiples. El uso de Twitter de parte del presidente Barack Obama tiene la intención de evitar filtros y buscar como circular su discurso sin mediación alguna. Por ahora "Internet sigue siendo el lugar elegido para los mensajes no supervisados que amplían el alcance de las fuentes de información y desinformación, cambiando menor credibilidad por mayor diversidad". (Castells 2012, 312).

Las redes sociales al facilitar el encuentro con diferentes estamentos sociales, políticos, económicos y culturales, sin pasar por la criba que ejercen los medios, cumplen con el sueño dorado de los políticos de no tener que transar sus agendas. Aunque en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua este objetivo ha sido conseguido por los gobernantes mediante una política de comunicación renuente a la interpelación mediática. Las ventajas que ofrece este modelo son múltiples: evitan preguntas incómodas, canalizan la información oficial en su propio beneficio, obligan a los demás medios a estar atentos a las informaciones emanadas a través de sus canales informativos. Desatienden las disposiciones legales contenidas en distintos cuerpos jurídicos, obvian la obligación gubernamental de informar sobre la conducción de la cosa pública. Un poder paralelo que debilita, deslegitima, desacredita y pretende restar eficacia al sistema de medios existentes.

La diferencia sustancial entre los gobernantes que tratan de establecer comunicación directa con la ciudadanía viene a ser la forma que se comportan ante el sistema de medios de sus respectivos países. Este indicador  permite realizar una lectura acerca de su poca disposición de someterse al escrutinio, sobre todo de aquellos medios que no responden a sus intereses políticos inmediatos. En América Latina, en pleno auge de las comunicaciones audiovisuales, resulta evidente la alergia que sienten muchos gobernantes por someterse al ejercicio de contraloría social, política y cultural que ejercen los medios. Se han vuelto totalmente impermeables a todo tipo de interpelación mediática. El caso nicaragüense resulta paradigmático, aunque resulta idéntico en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Sus gobernantes prefieren el monólogo al diálogo. Son refractarios a las entrevistas de prensa. Dividen el campo mediático entre amigos y enemigos. Son abanderados de la polarización. Los medios son un campo no negociable en sus respectivas agendas. Un coto cerrado.

           
            IV. Con dispositivo mediático propio

Los gobiernos de Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia, están convencidos que entre mayor sea el número de medios disponibles con que cuenten más alta será la prima política disponible. Las sociedades actuales son sociedades altamente mass-mediatizadas. El entrelazamiento de las telecomunicaciones, la electrónica y los medios tradicionales torna imperiosa su presencia. Un fenómeno de alcance mundial. Nadie escapa al influjo de los medios. Su despliegue planetario los convierte en omnipresentes y omniabarcantes. Los políticos saben que a través de la comunicación tienden un lazo afectivo permanente con la ciudadanía, especialmente con sus bases políticas. La atracción que ejercen los medios en muchos gobiernos es más intensa que una aguja imantada. Son una prodigiosa máquina para la conducción política de la sociedad.

Los gobernantes de Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador han terminado por jinetear dos caballos. El ejercicio del poder político ha sido utilizado principalmente a su favor. La distribución de frecuencias radiales y televisivas continúan realizándolas en su propio beneficio. Siguen favoreciendo a sus aliados incondicionales. En algunos momentos se han decidido por la intervención de los medios, su cooptación e incluso compra. En Nicaragua asistimos a un proceso galopante de concentración. Un espacio celosamente custodiado. La entrega de frecuencias se ha convertido en una determinación estratégica. El poder gubernamental no tiene contrapesos en el campo mediático. Con el añadido que el disentimiento resulta inaceptable. En los medios bajo su influencia solo brindan espacio a las fuerzas gremiales y políticas afines. El ejercicio del pluralismo es impensable.  

Durante los últimos siete años el creciente proceso de concentración mediática en Nicaragua ha sido en una sola dirección. Ningún empresario ni miembro de la cúpula empresarial dispone de la cantidad de medios con que cuenta el gobierno a su favor. El control sobre la parrilla de la televisión en VHF y la posposición indefinida de la promulgación de una nueva Ley de Telecomunicaciones forman parte de un mismo fenómeno. Las prerrogativas concedidas a Ángel González en el campo radial y televisivo hasta el momento han resultado beneficiosas para los intereses del partido gobernante. ¿Ocurrirá mañana un fenómeno parecido al que ocurre actualmente en Guatemala? En este país González navega ahora con bandera propia. La inexistencia de programas de opinión en las estaciones televisivas de González en Nicaragua  (Canales 7, 9, 10 y 11) forma parte de un acuerdo tácito o explícito de no criticar la gestión gubernamental del presidente Daniel Ortega. Acción 10 el noticiero de mayor audiencia nacional mantiene impertérrita la nota roja.

La compra progresiva de radioemisoras se mantiene como parte de una estrategia encaminada a obtener mayor presencia en el dial. En las redes sociales nadie disputa terreno al sector gubernamental. Desde su regreso al gobierno dejó claro -a través de la definición de su política de comunicación- que pretendía eludir las críticas y cuestionamientos provenientes de medios y periodistas. En 2007 el primer sector en disputa fue el sector mediático. Esta circunstancia le permite operar con ventaja frente a los demás medios existentes. Sin dilaciones entró a copar este espacio. Las contradicciones surgidas durante los años 2007 y 2008 las resolvió a su favor. Optó por cooptar a las organizaciones gremiales. Desnaturalizó su perfil encuadrándolas bajo su hegemonía. El Colegio de Periodistas de Nicaragua (CPN) y la Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN), quedaron sujetas a sus directrices.

No contentos con alinear a su favor al ente regulador, ante las limitaciones que impone la Ley de Telecomunicaciones han decidido recurrir a las vías de hecho. La disponibilidad de su propio dispositivo ha resultado efectivo para contrarrestar el discurso emanado desde otros medios. La mayoría de las veces tratan de fijar su propia agenda y eludir cualquier mención a las afirmaciones y planteamientos realizados desde la otra orilla, creando una situación peculiar. Ante las diferentes crisis que ha vivido el gobierno, especialmente  los reclamos de pensión reducida por parte de los adultos mayores (Junio-2013), lo más visible fueron las omisiones informativas de los medios oficiales y oficiosos ante a lo que estaba ocurriendo frente a las instalaciones del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). Daba la sensación de que vivíamos en un país distinto o que estábamos ante realidades diferentes. Nunca se han referido a la golpiza propinada a los jóvenes la madrugada del 22 de junio, ni al despojo de vehículos, computadoras y celulares que fueron víctimas.

La disposición de un aparato mediático propio nada tendría de excepcional si no fuese porque fue construido con la intención de anular, desconocer, descalificar y escapar a las interpelaciones y a la función fiscalizadora que ejercen los medios. Un sistema paralelo de medios con mayores disponibilidades de recursos financieros y políticos. Con el añadido, como apunta Rubén Aguilar Valenzuela, refiriéndose a este fenómeno, por la manera en que operan: "En esta acción sistemática de descalificación, que pretende minar la confianza y credibilidad de los medios y periodistas críticos e independientes, se utilizan acusaciones y un lenguaje propio de sectores de la izquierda de los 60 que ya había desaparecido, pero con cierto nivel de eficacia para comunicarse y ganar a los simpatizantes. No resulta para convencer a otros sectores, pero no es eso lo que se busca". El objetivo fundamental ha estado encaminado a fortalecer sus bases. Aunque están intentando superar esta limitación al final el discurso sigue siendo el mismo. No pueden desprenderse del sesgo elogioso. Tampoco pueden criticar la gestión de gobierno.


V. Control versus libertad de expresión.

En América Latina nadie discute la prevalencia de dos modelos de comunicación. La diferencia en el caso mexicano, salvadoreño, chileno y costarricense, para ejemplificar, consiste en que no hay amagos por frenar la crítica ni torpedear la libertad de expresión. Mal que bien el sistema de medios en esos países tiene la posibilidad de una apertura pluralista. La alianza que mantenía el Partido Revolucionario Institucional (PRI), con Televisa parece que está llegando a su final. La clase política mexicana tomó conciencia que parte de su debilidad radicaba en los poderes concedidos a Televisa y TV Azteca. Su tardanza en mediar en un campo sensible se había revertido en su contra. Las visiones y versiones a través de las que los pueblos construyen su imaginario, su conocimiento de la realidad, la manera que moldean sus afectos y desafectos, sus predilecciones políticas, educativas, económicas y culturales, no pueden ser acaparadas por empresas comerciales guiadas únicamente por el afán de lucro, ni quedar en manos de partidos políticos de naturaleza autoritaria.  

En países como Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador, cierta izquierda todavía no se libra de su lastre autoritario. La disensión es percibida como un desafío inamistoso con sus gobiernos. No hay manera de que entiendan que medios y periodistas, ejercen una función que hasta ellos mismos resulta beneficiosa. La diseminación de información contribuye a la bienandanza del país. Se necesita para tomar decisiones y emprender proyectos. La crítica sigue siendo mal vista y peor evaluada. Cargan con la rémora de ciertos partidos políticos de antaño. No pueden superar el síndrome de la conspiración. (Enzensberger, 1972). Los cuestionamientos se entienden como campañas enfiladas a desalojarlos del poder. El disentimiento no forma parte de su cuerpo doctrinario. En los medios bajo su mando no se admiten voces críticas, mucho menos que abran espacio, micrófonos y pantallas, para que se expresen los sectores opositores, ni las organizaciones de la sociedad civil. Persisten en actuar con afán proselitista. Están teñidos de propaganda. Resulta fácilmente detectable que sus discursos y narrativas son absolutamente elogiosas del poder gubernamental.

Mientras en la mayoría de países centroamericanos, para no ir más lejos, están permitidas las ruedas de prensa, las entrevistas, el diálogo y la crítica a los gobernantes, en el caso de los países que conforman el Alba se ha instalado el monólogo, la centralización de la información, la desconfianza, la imposibilidad de la rendición de cuentas y la función contralora que ejercen los medios para atemperar los abusos de poder es pasada por alto. No existe manera de aceptar la disidencia como forma genuina del juego democrático. Su relación con los medios resulta radicalmente diferente. Meramente instrumental. No son percibidos como dispositivos para el desarrollo del país. Si así fuese se hubieran interesado en promulgar la ley que manda el constituyente en relación al artículo 68 constitucional. En América Latina los políticos, cualquiera sea su signo ideológico, casi siempre se acercan a los medios con la intención de alinearlos a su favor. No perciben que el periodismo por su propia naturaleza siempre les resultará incómodo y no cejará en su empeño por cuestionar sus desafueros y abusos.

En esta encrucijada no se trata de escoger el mal menor. Sería dimitir y olvidar que las trabas para el ejercicio de la libertad de expresión forman parte sustantiva de las luchas emprendidas por quienes comulgan con el credo democrático. Lástima que en Nicaragua los empresarios no hayan comprendido esta verdad. Las batallas teóricas y prácticas para obtener y garantizar la democratización de la comunicación, deberían formar parte de estrategias encaminadas a revertir toda situación de inequidad e injusticia en el campo mediático. Los medios, en sus diferentes variantes, se han convertido en el escenario fundamental, en la prueba de las pruebas, para medir los niveles de tolerancia y pluralismo existentes en la sociedad contemporánea. Transigir equivaldría aceptar que ya nada puede hacerse por reconquistar una libertad cada vez más acotada, sujeta a caprichos políticos, a las veleidades de los anunciantes y a la maledicencia de los gobernantes. Al acecho y control de los empresarios.

Se vuelve imperiosa la formulación de nuevas propuestas que restituyan su carácter cívico y político a la de libertad de expresión. La mejor manera de ventilar las diferencias políticas, económicas y religiosas, sigue siendo a través de la discusión abierta. El debate y la controversia son las mejores armas para dirimir las diferencias. Los medios para ganar autoridad son los primeros llamados a crear espacios que permitan a la ciudadanía presentar sus demandas, cuestionar los distintos poderes, elevar sus peticiones ante diferentes instancias públicas y privadas, mostrar su desacuerdo acerca de la manera como se conduce la gestión pública, rechazar los abusos cometidos por empresarios y gobernantes, solicitar el relevo de sus autoridades, pedir cuentas a las autoridades estatales, exigir transparencia en el manejo de las finanzas públicas, disentir de las políticas económicas en marcha, reclamar mayor participación en temas de interés económico, político y social, admitir los cuestionamientos que les formula la ciudadanía, mostrarse contrarios a hipotecas onerosas de la soberanía nacional.

Discutir el tema de la libertad de expresión a la luz del presente siglo significa liberar este concepto de trabas políticas y comerciales. Los debates surgidos en los setenta y noventa del siglo pasado no han hecho más que poner en evidencia la urgencia de restituir la dimensión política a la libertad de expresión. Las grandes promesas que encierran las nuevas tecnologías en el campo de las libertades ciudadanas ya están siendo sometidas al acecho y control gubernamental y empresarial. En el siglo XXI la conquista de una auténtica libertad de expresión continúa siendo una de las exigencias más apremiantes. La desaparición de la privacidad, la intervención de nuestras comunicaciones a través de sistemas de espionaje cada día más sofisticados, las nuevas formas de censura, los linchamientos auspiciados por los medios, su acaparamiento, el acoso y asesinato de periodistas (Reporteros sin Fronteras, apuntó 15 periodistas muertos en América Latina), tornan imperiosa la lucha por conseguir que el ser humano pueda expresarse sin temor al silenciamiento y al golpe del hacha que amenaza cortarle la cabeza.

** Trabajo presentado en VII Congreso Centroamericano de Ciencia Política en Agosto 2013. 


Referencias Bibliográficas                      

Aguilar Valenzuela, Rubén. Autoritarismo y comunicación. Revista Etcétera, México. 23 de julio 2009.

Castells, Manuel. Comunicación y Poder. Siglo XXI Editores. México, 2012.

Debray, Regis. Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en occidente. Paidós Comunicación. Barcelona, 1994.

Enzensberger, Hans Magnus. Para una teoría de los medios de comunicación. Anagrama. Barcelona, 1972.

Fernández, Eduardo. Medios de comunicación: ¿Sustitutos de la actividad política?. Revista Contribuciones 2/1996, CEIDLA Konrad Adenauer Stiftung. Buenos Aires, 1996

Trejo Delarbre Raúl. Poderes salvajes, mediocracia sin contrapesos. Ediciones Cal y Arena. México, 2004.

UNESCO. Voces Múltiples, Un solo mundo. Fondo de Cultura Económica. México, 1980


UNESCO. Informe sobre la comunicación en el mundo. Francia, 1990.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Día Internacional del Periodista



El mundo rinde homenaje a la memoria Julius Fucik por su testimonio de vida y su legado de entereza ante sus verdugos. Reportaje al pie de la horca (1945) continúa inspirando a millares de periodistas comprometidos con un ejercicio riguroso de su profesión. En Nicaragua cada año se celebran diferentes actos donde se pasa revista a la situación que atraviesa la prensa nacional, las difíciles condiciones en que ejercen su profesión, las penurias y dificultades que viven los periodistas, sus desencuentros con el gobierno, los cierres de espacios, su decisión inquebrantable de continuar adelante, teniendo como norte al periodista nacido en la desaparecida Checoslovaquia (1903) asesinado en Alemania (1943) por huestes hitlerianas. El 8 de septiembre día de su ingresó a la posteridad fue consagrado como Día Internacional del Periodista. La celebración alcanza toda Nicaragua.

Rubén Darío 
La ocasión se vuelve propicia para celebrar también la herencia de decenas de hombres y mujeres que han ejercido el periodismo en las condiciones más adversas. Dentro de este contexto una de sus batallas más constantes sigue estando encaminada a conquistar una libertad de expresión sin condicionalidades, ni sujeción alguna con los poderes establecidos. Una lucha que todavía prosigue en el presente. El recorrido inicia desde los años anteriores a la ruptura del pacto colonial con España en 1821. Entre los más destacados alza su cabeza coronada de laureles, Rubén Darío, fundador de la crónica contemporánea. El andariego de encendidos oros dirigió y fue creador de más de una veintena de medios de comunicación. Un poeta metido al periodismo, un periodista fundador del movimiento modernista. Sus crónicas son un dechado de virtuosismo.

Rigoberto Cabezas
Pese a sus divergencias político-ideológicas, Rigoberto Cabezas y Anselmo Rivas, juntaron esfuerzos para lanzarse a la aventura de fundar Diario de Nicaragua, el 1 de marzo de 1884, fecha en que se celebra en Nicaragua el Día del Periodista. Cabezas, liberal, fue enviado al destierro, largo peregrinar que aún persiste. La periodista Silvia González, corresponsal de El Nuevo Diario en Jinotega, se vio forzada abandonar el país luego de recibir amenazas de muerte de simpatizantes del partido gobernante. En septiembre de 2011 salió de Nicaragua para evitar cumplieran su propósito. En octubre de 1884, Rigoberto Cabezas fue expulsado a Guatemala acusado por el presidente Adán Cárdenas (1883-1887) de conspirar contra los sagrados principios de la Libertad de Prensa. Un pretexto para librarse de sus críticas. Las desavenencias entre Cabezas y Rivas abortaron el proyecto. Diario de Nicaragua despareció porque Cabezas criticó a varios ex gobernantes de filiación conservadora.

El 1 de julio de 1915, Juan Ramón Avilés, fundó La Noticia. Liberal doctrinario logró que el diario bajo su dirección alcanzara un liderazgo indiscutible durante varias décadas. Una de las cualidades más notorias fueron sus editoriales. Publicados en la portada, con capacidad de síntesis, igual demostró Hernán Robleto en el diario Flecha. Bastaban seis a siete líneas para condensar su pensamiento. La oposición de Avilés al militarismo, su sentido nacionalista y su aversión al somocismo son notorios a través de los años que La Noticia estuvo bajo su dirección. En sus páginas brilló con luz propia Salomón Barahona López, mejor conocido por todos nosotros como Chilo. Caricaturista inspirado, creador de Panchito y la Rana. Sufrió el atropello somocista. Imperturbable prosiguió su camino demostrando que los poderosos sufren y malquieren a los caricaturistas.

Aunque Pedro Belli y Gabry Rivas fundaron el diario La Prensa (2 de marzo-1926), Pedro Joaquín Chamorro Zelaya, conservador, afianzó y dio continuidad al proyecto. La incorporación de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal (1948) como codirector del diario, significó un giro sustantivo al que mantenía La Prensa. Desde el primer día renovó su compromiso editorial elaborando una especie de decálogo al que ajustaría el diario sus responsabilidad informativa. Condujo La Prensa durante 30 años hasta convertirla en un diario prestigioso, centro de impugnación al somocismo y primer medio en generar opinión pública en nuestro país. Cuando uno revisa su quehacer pareciera que nació escribiendo. Después de su trágica muerte se cumplió uno de sus más caros deseos: ser recordado como siempre lo deseó: como un periodista insobornable, combativo, llenó de júbilo. Ni las balas han podido acallar su voz. Sus lecciones gozan de una actualidad inusitada.

Danilo Aguirre y Pedro Joaquín Chamorro
En La Prensa capitaneada por Pedro Joaquín, Alberto Mora Olivares (AMO), desnudaba las tropelías del tercer Somoza. Creador de Nicasio, perturbaba el sueño del tirano. Dueño de un humor dulce introdujo la caricatura nicaragüense por nuevos rumbos. Lo suyo siempre fueron tres o cuatro viñetas, rompiendo con la tradición de recurrir a un solo cuadrito. En un relevo magistral llegaría Róger Sánchez Flores. Encumbró la caricatura nicaragüense internacionalizándola. Polidecto, su avispada creación, gozó del aprecio de los nicaragüenses. Tuvo el coraje de ratificar el carácter anti poder de la caricatura. Liberó sus demonios y se mofó del sandinismo, mostrando el filo cortante de sus trazos. La respuesta inmediata fue la censura. Sin embargo persistió. No se amilanó. En poco tiempo desplegó su ingenio y creatividad consagrándose como un avezado erotómano. Con su Humor erótico hizo que su maestro Rius siguiera los pasos de su discípulo.

Julio César Sandoval
La Mundial es impensable sin Manuel Arana Valle y Julio César Sandoval. El visionario y el poeta conjugaron talentos. El primero creando el sistema más completo de repetidoras a lo largo del país y el segundo levantando sobre roca maciza el cuadro dramático que hizo de la Mundial la emisora más escuchada del país. La número uno en todo, rezaba su eslogan. Manuel Arana se percató que si quería trascender en el mundo de la radiodifusión, no le quedaba otra alternativa que salir de Granada. El fundador de Radio Sport (1943) y la Mejor (1947), antecedente inmediato de la Mundial, inauguró las transmisiones en amplitud modulada el 1 de marzo de 1948. Julio César Sandoval sigue siendo maestro de maestros. Nadie ha sabido modular la voz como lo hacía Sandoval desde los micrófonos. Sin pretenderlo fue además el primer editorialista radial, después de haber aceptado la invitación de Rodolfo Tapia Molina (1957) de hacerlo para Radio Informaciones.

Ofelia Morales
En este apretado cuadro resplandece Ofelia Morales, primera en recibir la distinción como mejor maestra de educación primaria en 1964 de manos del presidente René Schick. Escribió para La Noticia, Flecha, La Prensa y El Nuevo Diario. Inquieta, sindicalista, estudió periodismo en la recién fundada Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Nicaragua (1960). Jamás claudicó en sus luchas. Otro grande, Ignacio Briones Torres, controversial, bohemio, oscilante, conversador como pocos, dueño de la biblioteca más completa sobre periodismo nacional,  su veteranía y magisterio alcanzó hasta el presente siglo. Jamás dejó de escribir. Nacho fundó el semanario Impacto (1958), supo reivindicar los intereses populares. No solo conocía la historia del periodismo nacional, también recitaba de memoria distintos episodios de nuestra historia sociopolítica. Daba la impresión que ahí había estado. Sin duda existen mucho más hombres y mujeres de prensa .

Entre los pioneros cabe señalar a Enrique E. Gottel, Fabio Carnevalini y Anselmo Fletes Bolaños, asesinado por la marinería estadounidense mientras guardaba prisión; luego vendrían Hernán Robleto, Salvador Buitrago Díaz, Ramón Sáenz Morales, Adán Selva, Pablo Antonio Cuadra, Leonardo Lacayo Ocampo, Manolo Cuadra, Manuel Díaz y Sotelo, José Francisco Borgen, Alex Caldera Escobar, Manuel Pinell, Xavier Chamorro Cardenal, Pedro Rafael Gutiérrez, Ramiro Abaunza Salinas, Horacio Ruiz, Manuel Eugarrios, Francisco Hernández Segura, Buenaventura Selva, Gustavo A. Montalván, Oscar Leonardo Montalván, William Ramírez, José Esteban Quesada, y tantos otros que desde diferentes posiciones político-ideológicas dejaron su impronta en la sociedad nicaragüense. Son hacedores y cronistas de nuestra historia pasada y reciente. Sus registros son indelebles. Continúan siendo referentes inevitables en un país que todavía lucha por una libertad de expresión plena, auténtica, verdadera.
                                                                 
  *Fotografías tomadas de Internet