viernes, 15 de noviembre de 2013

Telecomunicaciones y reforma constitucional



La inclusión de cuatro incisos al final del Artículo 92 en las reformas constitucionales abrió paso al debate. Se trata de regular el funcionamiento del espectro radioeléctrico, las bases de datos, registros informáticos y satelital, lo cual  provocó reacciones de parte de miembros de la clase política, no así inexplicablemente de los expertos en  telecomunicaciones e internet. La pretensión consiste en cambios dramáticos que inciden en las operaciones de las empresas telefónicas, servicios financieros, televisión por suscripción y satelital, y medios de comunicación. Igual fenómeno se presenta para los cibercafés y computadoras personales. Una vez más queda de manifiesto la voluntad política de los poderes establecidos por controlar la tecnología más avanzada. En un principio fue la radio, enseguida la televisión y ahora se trata de los satélites e internet. La libertad de expresión siempre acosada y perseguida.

El tema concita la participación de distintos sectores de la vida nacional, incluyendo desde luego la sociedad civil y ciudadanía en general. Las telecomunicaciones se han convertido en piedra de toque. Desde la aparición de la primera generación de satélites durante la década de los sesenta del siglo pasado, cuyos alcances rebasaban las fronteras nacionales, asomaron las primeras suspicacias. En la estratósfera empezaron a pulular satélites para espiar lo que hacían las naciones. Los satélites militares fueron puestos en órbita. La era de los aviones espías tocaba retirada. Muchas bases militares dejaban de tener la preeminencia que habían alcanzado años atrás. El dominio de los mares abría paso al dominio de los cielos. Como apunta Armad Mattelart, los seres humanos se percataron que apreciaban mejor la tierra desde arriba. El dominio del cielo cambió las formas de los confrontamientos bélicos.

La naturaleza del debate planteado demanda con urgencia la presencia de expertos en redes y telecomunicaciones. En esta ocasión las operadoras telefónicas no pueden rehuir la discusión, mucho menos quedarse calladas. El desafío planteado por los alcances del contenido del Artículo 92 los obliga a manifestarse. En caso de aprobarse en los términos que fue presentado ante el plenario de la Asamblea Nacional, tendrían que realizar cambios sustantivos. El más drástico sería tener que trasladar sus bases de datos al país. ¿Cuál es el criterio de Claro y Movistar? ¿Cómo les afectan estas disposiciones? ¿Estarían dispuestas actuar en consonancia con lo establecido en el Artículo 92? ¿Cuáles son los países donde han tenido que operar en estos mismos términos? ¿Cómo les ha ido? ¿Se trata de una experiencia novedosa que delimita el carácter de su trabajo? ¿Normas y tratados internacionales lo permiten?

Los especialistas que laboran para estas dos grandes empresas deberían ser los primeros en adelantar las consecuencias y resultados que tendría para Nicaragua la aprobación de lo solicitado por el partido en el poder. Ser cautelosos no supone dejar en evidencia una vez más el silencio sepulcral que han mantenido cada vez que Telcor actúa fuera de los alcances establecidos en la Ley de Telecomunicaciones (Ley 200). De igual forma debe proceder Claro. Siendo la compañía que ofrece a nivel nacional los servicios de televisión por suscripción en sus dos modalidades, por cable y satelital, ¿verá afectados sus servicios o en nada perturbaría sus operaciones? ¿Los servicios de internet que ofrecen Claro, Movistar y Yota, que tipo de afectación sufren? ¿Tendrán que mudar sus bases datos a Nicaragua? ¿Qué ajustes estarían obligados a realizar de aprobarse estas disposiciones?

A través de estos años nunca nos cansamos de predicar y advertir que las comunicaciones en el sentido moderno adquirían un carácter transversal.  Nada queda fuera del maridaje de las telecomunicaciones, internet y medios de comunicación. Todas las actividades humanas son permeadas. Desde la medicina hasta la agricultura. Desde la navegación aérea y marítima hasta las operaciones bancarias. Desde la educación, la cultura y el arte hasta los sistemas de localización y prevención de huracanes. Desde los sistemas de espionaje, las operaciones bélicas hasta los sistemas de vigilancia en los hogares, tiendas, supermercados y almacenes. Desde la industria editorial, los servicios informativos en tiempo real hasta la televisión. La comunicación vive su mejor momento. Es el barco de proa de la revolución científico-técnica. El sector más dinámico de la economía mundial. 

Se necesita un debate de altura, invitar a que participe el director de Telcor, los técnicos del ejército y la policía, los banqueros, dueños de líneas aéreas, agricultores y empresarios pesqueros, expertos de Ineter, profesores de telecomunicaciones, ingenieros en electrónica y sistemas, para tener una aproximación exacta de lo que implican para la vida del país las reformas relacionadas con las bases de datos, registros informáticos y espectro radioeléctrico. Igualmente deben ser invitados las organizaciones de la sociedad civil, centros de comunicación, y especialmente la clase política. Desde que los medios audiovisuales adquirieron la hegemonía les arrebataron buena parte de la representación ciudadana. La aprobación del Artículo 92 determinará el sistema de comunicación que prevalecerá en Nicaragua. Como está planteado tiende a cerrarse y ahondar el autoritarismo. Pretende un control excesivo.

Las comunicaciones están vinculadas con el tema del poder, creer lo contrario sería pecar de ingenuos. Los movimientos sociales surgidos en Túnez, Egipto, Islandia, Estados Unidos y España, no se deben únicamente a la existencia de Internet. Son el resultado de una simbiosis: la combinación del espacio público y de internet, en lugares donde se desarrolla la vida social. Aunque indudablemente, como apunta Manuel Castells, “los movimientos sociales siempre han dependido de la existencia de mecanismos de comunicación específicos: rumores, sermones, panfletos y manifiestos, divulgados de persona a persona, desde el púlpito, la prensa, o por cualquier medio de comunicación disponible”. Tampoco hay que olvidar que las redes digitales son el medio de comunicación más veloz, reprogramable y autoprogramable. ¡Muy, pero muy difícil de encarcelar!

¿Las reformas tendrán carácter retroactivo me preguntaron mis alumnos de Derecho y Comunicación? ¿Claro dejará de ofrecer los servicios de telefonía básica, móvil, internet y televisión por suscripción y satelital? Yo adelanté que no. A no ser que también se cambie o modifique el derecho en el que se inspiran las normas jurídicas en Nicaragua. La ley no tiene efecto retroactivo, excepto en materia penal cuando favorezca al reo. Les expliqué además que también nuestra legislación contempla la teoría de los derechos adquiridos. Aún con mi respuesta no dejaron de asaltarles dudas. Cambios de esta magnitud serán demasiado costosos para el gobierno. Creo que los empresarios se deberán sentir un poco asustados. Sobre todo el gran capital. Tienen sobradas razones para estarlo. La tentación es tan grande como para dejar de ejercer controles sobre lo solicitado.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario