I. Nada ha cambiado. Dos rasgos caracterizan a la televisión
nicaragüense desde su nacimiento, en marzo de 1956, hasta el presente: su
condición duopólica y su naturaleza comercial. La televisión nicaragüense,
fundada el 15 de marzo 1956, tuvo su aparición a iniciativa del entonces
Coronel de la Guardia Nacional (GN), Anastasio Somoza Debayle, tercero y último
presidente de Nicaragua de la familia Somoza, depuesta por las armas por la
revolución sandinista. La primera licencia para operar una estación televisiva
la firmó el Capitán GN Jorge Buitrago Choiseul, en su carácter de Jefe de Radio
Nacional. El primer gerente de una estación de esta naturaleza sería el
periodista Luis Felipe Hidalgo y operó bajo el nombre de Televisión de
Nicaragua. Nueve años después, el 12 de julio de 1965, se otorgó licencia para
operar lo que sería la segunda estación televisora del país, Televicentro,
Canal 2, propiedad de Octavio Sacasa Sarria.
El 12 de agosto de 1965, apenas un mes de
haber sido concedida la segunda licencia televisiva, fue asignada una nueva
licencia (Canal 12) a los hermanos Santiago y Adolfo López González, bajo el
nombre de Televisión Comercial, una denominación como para que no nos llamemos
a equívocos sobre su condición sanguínea. Ambos se asociaron con el dueño de
Canal 2 para realizar sus transmisiones de manera simultánea. El esquema establecido
haría crisis en julio de 1979. La televisión nicaragüense siguió el mismo
camino transitado por las radioemisoras, su genotipo fue un calco de la
televisión comercial estadounidense. La televisión nunca abandonará estos dos
atributos. Todavía persisten y en vez de cambiar todo indica que tienden a
profundizarse y mantener su hegemonía.
La década de los noventa, época de su
despegue y desarrollo, estuvo propiciada por el propio sandinismo. Perdidas las
elecciones una de sus acciones en el campo radial y televisivo, administrado
con muchísimo celo mientras estuvieron en el poder, consistió en conceder a
manos llenas todas las frecuencias disponibles en VHF. Desde 1988, el Consejo
Superior de la Empresa Privada, bajo el mando de Enrique Bolaños, quien sería
presidente de Nicaragua (2001-2007), había solicitado una frecuencia al
sandinismo y le fue denegada. El cambio de actitud de los sandinistas se
produjo como resultado de la derrota electoral. Aprovecharon el interregno de
febrero-abril de 1990, no solo repartieron las frecuencias televisivas y de
radioemisoras como caramelos, también decidieron derogar la Ley General de
Medios de Comunicación, aprobada casi un año atrás.
Primer actor foráneo. A mediados de la década de los noventa
haría su aparición en el campo mediático nacional el mexicano Ángel González.
Los empresarios Juan Bautista Sacasa, César Augusto y Carlos Reynaldo Lacayo,
en vez de operar la licencia otorgada por el sandinismo, decidieron deshacerse
de ella, vendiéndola a González, quien echaría andar Canal 10. Con su
desembarco en las tierras promisorias de Nicaragua, una de las decisiones
persistentes de González ha sido recurrir a personas locales para que se hagan
cargo de la representación y administración de los diferentes canales y
radioemisoras que posee en Nicaragua. En vista que la Ley de Telecomunicaciones
vigente establece en su Artículo 29 que los nicaragüenses deben ser dueños del
51 % de las acciones para operar estaciones televisivas, ha contado con el
suficiente ingenio para saltarla. Esta disposición reformada por el presidente
Arnoldo Alemán determinó que las personas jurídicas se regirían por el Código
de Comercio, convalidando ilegalidades.
Se reforzó el duopolio. La primera década del presente siglo solo
ha venido a reforzar el esquema duopólico y comercial. En una puja que pareciera
no tener fin, familiares del presidente Ortega y Ángel González han logrado
controlar el dial televisivo. La familia presidencial es dueña de los canales
4, 8 (en sociedad con Albanisa, empresa mixta venezolana-nicaragüense) y 13,
mientras que González es dueño de los canales 2, 7, 9, 10 y 11, en VHF. El
único canal que no está sujeto a sus directrices es Canal 12 propiedad de la
familia Valle-Flores. Canal 6, después de más de un quinquenio de estar fuera
del aire, propiedad del gobierno, reapareció un poco antes de la reelección del
actual mandatario, como un eco de Canal 4, su cara oficial, gesto que tornaría
evidente cómo ejercería el poder el presidente Ortega durante el quinquenio
siguiente (2007-2012). Programación, personal y política informativa son
dictadas desde casa presidencial. Una forma de control férrea.
Por donde se analice, en Nicaragua dos
propietarios controlan nueve de las diez, estaciones de televisión en VHF, un récord.
Todos funcionan bajo el esquema comercial, menos Canal 6 que opera bajo las
órdenes de la Presidencia de la República. Si enfatizamos, este aspecto obedece
a que estando en el poder el presidente Ortega; tanto su familia como González
han abultado sus portafolios mediante la complicidad de Telcor, el ente gubernamental
encargado de regular y otorgar las licencias de radio y televisión. El
comportamiento alcahuete de Telcor es de vieja data; siempre ha sido puesto al
servicio de quienes detentan el poder, ya sea para hostigar a los dueños de los
otros canales televisivos como para favorecer a sus aliados incondicionales.
Los demás canales en UHF, muchos de los cuales también pertenecen a la familia
presidencial y González, son igualmente de naturaleza comercial.
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